Acompañé al presidente Uribe a presentar frente a la Juez su defensa material. Fue extraordinario verlo, tal y como es: organizado, metódico, y preciso. Fue sencillo y fácil de entender. Su inocencia es muy clara.
Todo empieza con el senador Cepeda que encontró una forma fácil de hacer campaña: acusar a Uribe de vínculos con el paramilitarismo. Violentado la ley propuso un debate en el Congreso contra Uribe para acusarlo. Entonces Uribe respondió.
Luego empezaron a llegar muchísimas historias desde las cárceles: Cepeda usaba la Comisión de DDHH para visitar los reclusos y prometía beneficio para quienes declararan sobre Uribe o su familia. ¿Qué podíamos hacer? Denunciarlo, y eso se hizo. Y para probarlo, buscar que esos que mandaban razones de lo que estaba haciendo Cepeda, rindieran testimonio. Jamás se buscó un testigo, se mandaron a verificar los que decían querer contar.
Su testigo fue Monsalve. Condenado a 40 años de cárcel. Tenía cómo hablar de Uribe, pues su papá había trabajado en la finca Guacharacas. Y había sido, el papá, mayordomo, sin embargo ese cargo solo lo tuvo cuando ya la finca no era de los Uribe.
Monsalve reconoce que no conoció a Uribe, dice que lo vio de lejos en un acto político. Y su aporte era que Uribe habló de mataderos -que según Monsalve eran una referencia a matanzas- mientras que para cualquiera que esté en la política es muy claro que el asunto de los mataderos es un tema de preocupación municipal desde hace mucho.
Lo más ridículo de todo es que Monsalve pretende hacerse pasar como paramilitar sin haberlo sido nunca. No se desmovilizó, “justicia y paz” no lo aceptó. Los paras que dieron testimonio en el proceso aseguran no conocerlo, y que no estuvo nunca en ese grupo.
Es innegable que hablar de Uribe le ha traído muchas ventajas a Monsalve. Impidió traslados de cárceles, tiene una vida de privilegio y hasta vive en una casa fiscal. El Comité de Solidaridad con los Presos Políticos -ONG muy cercana a Cepeda- lo ha ayudado bastante, aduciendo intenciones humanitarias.
No solo eso, si condenaran a Uribe es porque sobornó a Monsalve, y por lo tanto, lo que dijo Monsalve -que se pretendió manipular- es cierto. Es decir, que Uribe está vinculado a los paramilitares y que Monsalve es paramilitar. Y para Monsalve significa un tiquete de ida a la JEP y a la libertad que es lo único que le importa.
Básicamente porque fue Monsalve quien buscó el contacto con Uribe asegurando que quería retractarse de una mentira que le había dicho a Cepeda a cambio de beneficios. Hubo dos líneas de contacto:
La primera a través de Caliche, un amigo de Monsalve, que ha explicado que fue su iniciativa buscar a alguien cercano a Uribe para ayudar a su amigo Monsalve, que decía -según Caliche, que estaba aburrido de que Cepeda no le cumplía con los beneficios-. Buscó un contacto que terminó siendo Álvaro Hernán Prada. La Fiscalía da muchas vueltas para decir que fue Uribe el que los buscó.
La otra línea es Pardo Hasche -el compañero de celda de Monsalve-. Aseguró lo mismo, que el preso estaba lamentándose y pidiendo un contacto con Uribe para retractarse. Pardo se lo dijo a uno de sus parientes que llegó a Vicky Jaramillo que llegó a Uribe. El presidente, otra vez pidió que dijeran la verdad.