Se encontrará Once Caldas esta noche con un Bucaramanga crecido, vencedor en la fecha de clásicos, con la Liga como única obligación, afianzado dentro de los ocho y con rendimiento pleno de la mano de Leonel Álvarez en choque pendiente de la jornada tres, y a continuación del Venezuela-Colombia que cierra la eliminatoria.
Lógicamente nadie quiere una derrota de la selección y las ansias de victoria prevalecerán, pero que chévere un repechaje con Venezuela a bordo para que la gente buena de ese país sienta cerca una Copa del Mundo. En tal razón, que triunfe Colombia y que Brasil lo haga en el Alto para que ataje las pretensiones bolivianas.
De los últimos seis partidos, los Leopardos se impusieron en cinco, con racha de tres seguidos tras el 3-1 sobre Alianza del domingo. Leonel Álvarez con su sello. Es un equipo con mentalidad ofensiva -18 tantos en 8 salidas- fuerte desde lo anímico y potenciado en la experiencia de hombres como Luciano Pons y Fabián Sambueza.
Por fortuna, Once Caldas ahora si está metido en la Liga. Trae una ráfaga de tres en línea: 1-2 ante Santa Fe y 1-0 en el clásico, más el 1-2 en Pasto por Copa, con un nivel deportivo que ilusiona. Cumplida la mitad de la campaña despierta la sensación de poseer una buena nómina, y de que hubo acierto en las contrataciones.
El clásico se ganó bien. La expulsión de Jefry Zapata obligó a soportar media hora con uno menos. Su celebración, simulando disparos con una metralleta fue absurda en estas épocas de violencia, y le abrió puertas para la roja llevando a un segundo plano el golazo que anotó por la forma como repentizó el remate.
Perder a Alejandro García por lesión en el calentamiento, tener que poner un volante diferente -Iván Rojas- la contractura de Kevin Cuesta al minuto 10, no contar con Mateo García, fueron otras adversidades que se supieron sortear y que a la vez evidenciaron la consistencia del proyecto y la influencia de los jugadores.
Se cuenta con un grupo competitivo capaz, que sin trabas mentales, con convencimiento y apoyado en el trabajo de semana, que se nota en el campo, enseña solidez. Por desconocimiento, o por afán destructivo, muchos lo descalificaron. Hoy la realidad indica que estamos frente al mejor Once Caldas en largo tiempo.
Arqueros brillantes: Aguirre-Parra; centrales revitalizados por la presencia de Kevin Cuesta en espera del regreso de Malagón, pareja que me encantaría ver, volantes de primera línea tipo selección si Lorenzo mirara hacia la liga: Robert Mejía y Mateo García; mediocampistas de exquisito manejo, y hasta remplazo para Dayro Moreno.
Los resultados por Suramericana y Copa son concluyentes: en cuartos y con posibilidades de más. ¿Por qué no la Liga? Basta con esos temores de que se van a lesionar, de que están cansados, que los viajes y no sé qué más. Es hora de cambiar el discurso, fortalecer lo mental, conectarse con la afición y el medio, dejar de creer que es un proyecto personal, e intentarlo.
Nadie puede garantizar el título internacional, lo que sería extraordinario. El torneo local es irregular y peleable dependiendo de la actitud y la personalidad con que se encare. Se cuenta con los recursos y la materia prima pese a lo colgado que está, y se puede desear sin esos límites del Arriero Herrera quien, en la rueda prensa pasada, señaló que no tiene con qué.
¡Así es muy difícil!