Un punto fue poco, pero si se hubiera perdido imagínense lo qué se diría. El remate del partido sacó contenta a la gente del estadio, se empató tras una oportuna reacción estando abajo 0-2, gracias a los cambios. La llegada de Deinner Quiñones, Jefry Zapata y Felipe Gómez revolucionó el juego a favor, y con unos minutos más hasta se habría ganado.

Por fin se le prestó atención a la Liga, en la que ya está colgado Once Caldas porque un punto de nueve alude déficit. Además, son nueve fechas sin sumar de a tres incluyendo las seis de los cuadrangulares, y sigue el pendiente relacionado con triunfos sobre los llamados grandes.

No se ha podido durante el año, Junior vino como líder, y tampoco.

Sin embargo, las sensaciones ahora son distintas. Si bien se advierten vacíos en defensa -hace falta Malagón, el diferente- del medio hacia adelante hay fútbol, técnica, sociedades y talento.

Los jugadores que trajeron, de corte parecido, han gustado y se supone que algunos de ellos apenas se están poniendo a tono. 

Luis Sánchez, de entrada, se ganó el puesto de titular y su calidad es reconocida en función de volante creativo o por banda. Felipe Gómez responde con goles, remates y actitud; Deinner Quiñones con clase, una zurda magistral y exquisita conducción de la pelota y Andrés Ibarguen se hizo ver en los pocos minutos que actuó, ubicado como interior.

Con ellos, Alejandro García en momento colosal convertido en el motor del equipo; más los consentidos del técnico: Jefry Zapata, y Luis Palacios, el primero pasando de enredado puntero a goleador por el centro y el otro sumando minutos, con versatilidad y alcanzando pericia en sus movimientos, útil para las variantes.

Está también Esteban Beltrán, capaz y con categoría, aunque inconsistente y Michael Barrios, el más picante de los mediocampistas, desequilibrante y con gol. Es decir, tiene Herrera de donde escoger y se puede dar el gusto de rotar, lo que tanto le gusta por el pavor que le produce la competencia continua y el desgaste físico.

Algo va de lo que había a lo que se tiene, y este Once Caldas cuenta con piezas en zona de armado para rendir, dependiendo por supuesto de los aportes personales, el ritmo que ellos impongan y la acertada escogencia de los titulares. En punta, a Dayro hay que tocarlo cuando se desconecta y ojalá Gómez y Zapata capitalicen esas oportunidades.

Mucho se le cuestiona al Arriero el esquema con Rojas como único volante de marca, que en lo personal no me disgusta entendiendo que, evidentemente, se dejan espacios. Prefiero la alineación con Alejandro en el ida y vuelta, que con otro raspador no estando Mateo García, el fijo del puesto y el equilibrio que se reclama en ese sector.

También se contará con Robert Mejía, armonizando un mediocampo envidiable que invita a pensar que estamos frente a una sugestiva plantilla, la mejor de Once Caldas en tiempos recientes. Urgentes las victorias para no desaprovecharla y meterse en la Liga como protagonista de primer orden, igual que en Copa Suramericana.

Con la seguridad de Aguirre en el arco, perentorio revisar la defensa. Cardona está bajo de forma, como en sus comienzos; Riquet es aparatoso y a Tamayo hay que infundirle confianza tras la oportuna venta de Patiño. Cuesta cumple por derecha. En el pasado eran el fuerte, deben volver para nivelar con esos volantes que tienen como deleitar y ofrecer lujosas faenas.

Hasta la próxima...