Como empresa privada, las decisiones son de los dueños. Como equipo de fútbol que representa una región, unos colores y el corazón de miles, algunas determinaciones deben ir conectadas con ese sentir popular porque de la respuesta del público pueden derivar el éxito, la apatía o el afecto en torno al proyecto montado.
Está en su derecho Jaime Pineda de brindarle respaldo a Hernán Darío Herrera, ni más faltaba, más de 13 mil millones de pesos por la participación en Suramericana y 3 semifinales consecutivas por Liga parecieran suficientes para el aval de quien destaca como exitoso empresario por más de 50 años, como lo repite con frecuencia.
Será el Arriero, al final de temporada, el encargado de evaluar su situación. Ya pasó con Hubert Bodhert en 2021 cuando regresó convencido de que iba a continuar en el cargo y fue tanta la presión de la hinchada que renunció. Es una profesión riesgosa, la ley del resultado es implacable y salvo que clasifique, su permanencia será cuestionada.
Algo pasó, se rompió la paz dentro del grupo y cualquiera haya sido la razón, el técnico tiene responsabilidad. Oficialmente nada se dijo, se toleraron versiones que hicieron daño, lo que sumado al mal juego, la ausencia de victorias y los fracasos en dos torneos crearon un ambiente pesado que se trasladó a la cancha en el último partido.
Los silbidos al comienzo del juego contra Unión, la escasa asistencia y los gritos de "vendido" en contra de James Aguirre, injustos porque parten de afirmaciones irresponsables de uno de esos tantos "periodistas" graduados en redes, fueron señales claras del corto circuito provocado por Once Caldas con su entorno.
También se reflejó en la simbología empleada: La capitanía otra vez para el portero, quien posó al lado de Dayro, sonrientes ambos mientras sonaban los himnos, su llamado al goleador al momento del sorteo de campo y el abrazo del 17 con el entrenador tras el gol del triunfo. Formas de maquillar incómodos instantes vividos.
Las frases del Arriero en la rueda de prensa: "Hay que superar todo esto" (supongo que se refería a algo más que el bajón futbolístico). "Nunca dirigí un equipo con tantas dificultades" y "jugar hoy era difícil por tantas cosas" (¿cuáles?). Por más que se intente tapar, hubo un cisma que afectó la armonía interior y dio al traste con la campaña.
Aceptable primer tiempo frente a un Magdalena que vino con urgencias y se plantó dando la cara ofreciendo espacios atrás que Once Caldas aprovechó con oportunidades en las que se lució el golero Mattalía. El segundo fue un bodrio, y no le empataron porque Dios es grande: Márquez estrelló una contra el palo y a Martínez le falló la puntería a dos minutos del final.
Triunfo sufrido, con poco fútbol y un banco pesimamente escogido sin Felipe Gómez ni Deinner Quiñones, quienes son primer cambio, con 4 jugadores de corte defensivo, Parra, Cardona, Navarro y Rojas, y solo 3 ofensivos, Ibarguen (?), Beltrán y Zapata ante un rival desahuciado, y con la obligación de ganar. Tanto fue así que tres variantes fueron después del minuto 87.
Es lo que hay, dicen por ahí, todavía se puede clasificar superando a Millonarios, Pasto y Cali, que es difícil, pero numéricamente alcanza. Por eso la reconciliación tiene que ser verdadera, sin asperezas, venganzas, ni reclamos para que el nivel de juego se eleve, Once Caldas vuelva a ser el de antes y el Arriero pueda continuar.
Hasta la próxima…