Se cumplieron tres años del Gobierno de Gustavo Petro, periodo en que ha realizado discursos interminables, persecución a la oposición, irrespeto a las instituciones, intentos de atornillarse al poder, deterioro a la seguridad, escándalos de corrupción y, sobre todo, muchas promesas y pocas acciones.
En todo el país, y particularmente en el departamento de Caldas, los anuncios han sido abundantes, pero las obras escasas; el presidente les incumplió a las regiones porque prometió mayor autonomía para disminuir el centralismo, pero la realidad evidencia un Gobierno nacional más robusto y poderoso, que traslada responsabilidades a las entidades territoriales mientras reduce los recursos para cumplirlas.
En sus inicios, Petro habló de “ordenar el territorio alrededor del agua”, una propuesta necesaria, pero que en la práctica ha quedado en el discurso, el municipio de Supía, fuertemente golpeado por la emergencia invernal del 2022, nunca recibió la ayuda necesaria, mientras la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres se encuentra envuelta en el mayor escándalo de corrupción, con el desvío de los recursos para los damnificados a manos de Olmedo López y altos funcionarios petristas.
El 16 de marzo del 2024, la entonces ministra de Vivienda, Catalina Velasco, llegó a Caldas para anunciar la construcción del acueducto “Agua Dulce” en territorio indígena de Riosucio y Supía, un año después, no hay rastro de la obra y las comunidades siguen esperando el acceso a agua de calidad. Pero tampoco, ese Ministerio cumplió el compromiso realizado en agosto del 2024 para entregar 6.000 mejoramientos de vivienda en el departamento; el proyecto se anunció con bombos y platillos, pero nunca se ejecutó.
Aerocafé es otro ejemplo, en julio del 2024 Petro aseguró que las obras se iniciarían “ahora sí” en un mes, desde entonces, ha pasado un año y nada ha cambiado. Como también, ocurrió con la promesa hecha en agosto del 2024 por el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, de recuperar la infraestructura de los Centros de Atención Social- CAS de las zonas rurales caldenses, a la fecha no se conocen avances y los campesinos esperan la materialización de los compromisos.
En septiembre del 2022 el presidente anunció un ambicioso plan de fibra óptica para todo Caldas y presentó la idea de convertir a Manizales en la “ciudad cerebro de Colombia”, esta afirmación no cuenta con una estrategia ni recursos y se convirtió en otro eslogan más para la ciudad, mientras que en los municipios el acceso a internet y telecomunicaciones continúa presentado graves deficiencias.
En el 2024, el Ministerio TIC entregó computadores a algunos municipios, pero la selección coincidió con localidades gobernadas por el partido político del ministro de entonces, y que además, en la actualidad, lideran la recolección de firmas para su precandidatura presidencial.
La lista de pendientes es larga: el puente de la vereda La Amalia en Supía a cargo del Invías, las placas huella prometidas a las Juntas de Acción Comunal, los apoyos para reactivar el campo, el aumento del subsidio a adultos mayores y muchos otros compromisos que siguen sin respuesta.
Tres años después, hemos recibido más anuncios que soluciones, el tiempo se agota, y definitivamente Petro no le cumplió a los caldenses.