El Plan de Desarrollo de la Gobernación de Caldas, en su componente participativo, es contundente, las comunidades priorizaron como las necesidades más urgentes del departamento: el mejoramiento de la infraestructura vial y fortalecer la ruralidad, sin embargo, este mandato ciudadano se está incumpliendo, porque lo que se presentó como símbolo de integración regional, las llamadas Vías del Hermanamiento, se han convertido en un fracaso, evidenciándose en las obras una serie de suspensiones, sobrecostos y recortes que frenan el desarrollo de los municipios.
La pavimentación de la vía que comunica a Supía con Caramanta es un sueño de décadas con impacto directo en la economía y las condiciones sociales de la región, después de enormes esfuerzos, se logró la adjudicación de los recursos financieros y el gobernador Henry Gutiérrez anunció su inicio con bombos y platillos, pero una vez arrancaron los trabajos, la comunidad manifestó su inconformismo por el poco avance obtenido y hace unos días, la Secretaría de Infraestructura de Caldas anunció la suspensión de la obra, alegando ajustes de diseño y necesidad de más recursos.
¿Cómo se detectan esas falencias después de iniciar con la obra?, esta decisión, adoptada sin respuestas claras, golpea a miles de familias que hoy esperan la reactivación inmediata y temen que los dineros públicos sean malgastados sin cumplir con lo contratado.
Tristemente, esta no es la única vía del hermanamiento con problemas, sino que la lista es larga, también la vía entre Riosucio y Jardín permanece detenida, después de muchas advertencias por las falencias en la ejecución y en los recortes de pavimentación de la obra.
Lo mismo ocurre en el tramo entre los corregimientos de Berlín y Florencia en el municipio de Samaná, donde no se pavimentó ni un solo kilómetro, anunciándose acciones jurídicas para los contratistas, pero quienes sufren las verdaderas consecuencias son los pobladores rurales.
Así mismo, la carretera que conduce entre Aguadas y La Pintada, la cual sigue sin concretarse, recibiendo las comunidades como respuesta la búsqueda de los culpables, pero no la solución para resolver los tropiezos en la falta de planeación, falencias en la contratación y una pésima supervisión.
La situación de estas vías y otras contratadas por la Gobernación de Caldas es muy grave, lo que está en juego no es solo el cumplimiento de unas obras, sino en el debilitamiento del desarrollo territorial, las vías son el sistema circulatorio de la economía rural porque determinan los costos de transporte, la competitividad agrícola y la posibilidad de acceder a educación y salud, sin vías transitables, Caldas seguirá perdiendo competitividad y dejará excluidos del bienestar a las poblaciones campesinas.
Los retrasos en las vías del hermanamiento debe ser el motivo para que todos los caldenses nos unamos para exigirle a la Gobernación de Caldas el cumplimiento de estas obras, no se puede seguir desangrando el departamento, cuando no contentos con malgastar los recursos inicialmente asignados, se aprueba un endeudamiento para continuar invirtiendo dinero público en proyectos a los que ya se les había entregado el presupuesto para su ejecución.
Caldas no necesita más excusas, requerimos vías terminadas, competitividad y dignidad para la ruralidad, menos eventos y más obras, solo así las vías del hermanamiento dejarán de ser una promesa para convertirse en motor real de desarrollo.