¿Qué decirles a los jóvenes que están terminando su bachillerato? ¿Cómo comprometerlos con el futuro? En el Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el entonces papa Francisco, presentar una nueva generación de estudiantes que terminan sus estudios e iniciarán los superiores en el horizonte de su aporte como ciudadanos y ciudadanas, futuros profesionales, padres y madres de familia, es invitar a la esperanza; son ellos quienes tendrán la reconstrucción de este mundo herido e hiriente…
En efecto, ellos están llamados a ser constructores de esa sociedad nueva que no puede seguir reproduciendo los errores de los que les precedimos. No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar unos mejores resultados para la humanidad.
La invitación es a que sean signos de una nueva sociedad:
Signos… Frente a la insolidaridad, el brazo solidario de cada uno de ustedes debe dar testimonio que el mundo requiere que todos seamos generosos para que nadie sufra en su dignidad humana.
Signos… Frente a la inequidad, el corazón amplio y consciente de cada uno de ustedes podrá trabajar por unas condiciones estructurales que aseguren que las oportunidades lleguen a todos y todas.
Signos… Frente a la soledad de corazón y alma de muchos, su apertura a la trascendencia debe mostrar ese camino que lleva a Dios amor y servir de luz para los que están en tinieblas y estén pasando por túneles de sequedad.
Signos… Frente a la frialdad, su cariño y ternura podrán mostrar que el amor hace mucho más que el odio, la venganza y el resentimiento.
Signos… Frente al consumismo salvaje que destruye el medio ambiente, su inteligencia y prudencia les harán colaboradores efectivos del desarrollo sostenible.
Signos… Frente a la corrupción que corroe el presupuesto público, ustedes tendrán que ser claros y transparentes, porque no tienen precio, ustedes tienen dignidad.
Signos… Frente a los aires autoritarios que destruyen nuestra democracia ante la presencia indiferente de muchos, su compromiso como ciudadanos y ciudadanas será fundamental en el fortalecimiento de nuestra democracia, con una participación activa y persistente. No nos dejemos robar la democracia en nuestro país.
Signos… Frente al individualismo rampante, su testimonio de trabajo en equipo de manera colaborativa en pro del bien común mostrará que el bien entre más universal será más sagrado.
Así, podrán ser generadores de esperanza que transforma, esperanza en acción, esperanza que ofrece un nuevo porvenir.
Los jóvenes no pueden conformarse con heredar el mundo tal como está: deben atreverse a transformarlo. No se trata solo de soñar con un futuro mejor, sino de encarnarlo en gestos concretos, con audacia y compasión.
Que la esperanza sea una fuerza viva que les impulse a estudiar con propósito, a trabajar con ética, a amar sin miedo y a servir con alegría. Que cada uno sea un signo luminoso de que otro mundo es posible, porque ya ha comenzado en quienes se deciden a vivir con sentido y por los demás.