Con tantos reacomodos que venía experimentando el sistema universitario, es bien recomendable la lectura de la segunda edición del libro Los puntos sobre las IES, 8de Carlos Mario Lopera Palacio, director del Observatorio de la Universidad Colombiana. Con datos, ejemplos y análisis, Lopera muestra un sistema las luces y sombras del sistema actual. Preocupa su desarticulación por sus consecuencias directas en el desarrollo económico del país.
Uno de los problemas centrales es la falta de calidad académica efectiva. Aunque existen procesos de acreditación, muchos se han vuelto rituales burocráticos sin impacto real. Si no se reorientan hacia resultados medibles —empleabilidad, innovación, pertinencia— el sistema seguirá produciendo profesionales con baja inserción laboral y escaso aporte al crecimiento. El desempleo juvenil en Colombia sigue siendo uno de los más altos de América Latina: más del 18% entre jóvenes de 18 a 28 años, muchos de ellos con títulos universitarios, pero sin oportunidades reales.
El modelo de financiamiento es otro punto crítico. Las universidades públicas dependen de recursos estatales insuficientes y mal distribuidos. Las privadas sobreviven con base en matrículas, en un mercado cada vez más competido y vulnerable. Según el Banco Mundial, Colombia invierte apenas el 0,5% del PIB en educación terciaria, muy por debajo del promedio de países OCDE. Lopera propone una inversión pública más focalizada, que priorice resultados y corrija la desigualdad regional. Sin esto, la educación superior seguirá ampliando brechas en lugar de cerrarlas.
También queda en evidencia la débil conexión entre universidad y aparato productivo. Las instituciones forman profesionales para un mercado que no existe o que ya cambió. La solución no está en más programas, sino en una reconfiguración del vínculo entre formación y desarrollo económico. Esto incluye prácticas reales, formación dual, incubadoras, y proyectos de investigación orientados a problemas concretos.
Lopera plantea además la necesidad de una política nacional de movilidad académica. Hoy el sistema no siempre ayuda al estudiante que intenta moverse entre regiones o instituciones. Esta rigidez afecta la diversidad académica, concentra el talento en pocos centros urbanos y margina regiones enteras del acceso al conocimiento y a las oportunidades. Algunas universidades han adelantado acuerdos regionales o nacionales, pero no tienen un gran calado ni cobertura.
El libro hace un llamado a revisar el papel del Estado. No basta con subsidiar la oferta ni ampliar cupos. Se requiere una política estratégica que entienda la educación superior como una herramienta de transformación productiva, no como un gasto fijo. El país necesita decisiones que conecten la universidad con las metas de productividad, innovación y competitividad. Necesitamos que los doctores de las universidades se paseen más por las empresas y territorios: articulación con el sector privado y público, igualmente con las regiones.
Los puntos sobre las IES no es un libro más sobre educación: es un llamado a ordenar prioridades. Mientras otros países convierten su educación superior en motor económico, Colombia aún trata la universidad como un problema presupuestal. Invertir con sentido no es gastar más, es hacerlo mejor.