Julián Escobar Rincón* - www.drjulianescobar.com
Cuando un médico cirujano menciona la palabra tratamiento, muchas personas piensan automáticamente en cirugía. Sin embargo, en la mayoría de enfermedades existen opciones que no requieren pasar por un quirófano.
Estas alternativas reciben el nombre de tratamiento conservador o no quirúrgico y constituyen, en muchos casos, la primera elección antes de considerar una intervención.
El tratamiento conservador no significa no hacer nada. Por el contrario, es un conjunto de medidas médicas que buscan aliviar síntomas, controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida sin necesidad de cirugía. Se trata de opciones que permiten tratar dolencias de manera menos invasiva y con menos riesgos para el paciente.
El abanico de tratamientos conservadores es amplio. Entre las principales alternativas se encuentran:
- Medicamentos para controlar el dolor, la inflamación o las infecciones.
- Terapias físicas y rehabilitación, incluyendo ejercicios, fisioterapia, masajes, hidroterapia y calor o frío local.
- Infiltraciones o bloqueos, que consisten en la aplicación de medicamentos directamente en articulaciones, tendones o nervios afectados; usualmente guiados por ecografía o rayos X.
- Ortesis e inmovilizaciones como férulas, plantillas, muletas o cabestrillos, que ayudan a proteger y mejorar la función.
- Cambios en el estilo de vida como bajar de peso, dejar de fumar, mejorar la alimentación o realizar actividad física correctamente.
- Tratamientos intervencionistas no quirúrgicos como ondas de choque, radiofrecuencia o láser, que ofrecen alivio sin necesidad de operar el cuerpo.
Enfermedades que pueden beneficiarse
Muchas enfermedades que en algún momento podrían requerir cirugía pueden comenzar con un manejo conservador. Entre ellas se encuentran:
- Dolores de espalda o hernias discales.
- Lesiones deportivas leves o moderadas, como esguinces y tendinitis.
- Artrosis y artritis en fases iniciales.
- Fracturas pequeñas y estables.
- Síndrome del túnel carpiano leve.
¿Cuándo optar por cirugía?
La cirugía se indica cuando el tratamiento conservador no logra los resultados esperados, tras un tiempo razonable; o cuando la enfermedad progresa y pone en riesgo la función de un órgano o articulación.
La elección terapéutica siempre debe realizarse desde una visión integral del paciente, considerando tanto los beneficios como los riesgos. No existe una fórmula universal aplicable a toda la población: cada caso requiere una decisión individualizada. Lo fundamental es seleccionar la alternativa más segura, que preserve la calidad de vida y al mismo tiempo permita controlar la enfermedad.
El tratamiento conservador o no quirúrgico constituye una estrategia esencial en medicina, pues busca cuidar al paciente de la manera menos invasiva y más segura posible. Aunque no sustituye la cirugía en todos los casos, representa una opción eficaz que debe evaluarse siempre antes de tomar medidas más drásticas.
La decisión entre un manejo conservador o quirúrgico debe tomarse de manera conjunta entre médico y paciente, valorando riesgos, beneficios y expectativas. En última instancia, lo más importante es elegir el camino que ofrezca la mejor recuperación y bienestar. Un buen médico escucha a sus pacientes y los ayuda a tomar la mejor decisión.
* Cirujano de mano y miembro superior, ortopedista y traumatólogo.
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