Las cifras pueden ser la base para que la verborrea aflore en toda su magnitud, a la que no pocos se acostumbran, tanto para utilizarla como para replicarla sin ningún miramiento. Pero, a la inversa, es un imposible técnico por cuanto la charlatanería no da origen a estructurar un indicador real y útil, bajo ninguna condición, incluyendo las cuentas para determinar el número de charlatanes.

Los datos estadísticos se han utilizado y se emplearán de muchas maneras para reafirmar, controvertir o pronosticar, a lo que se han ido acostumbrando los ciudadanos, según sean sus intereses. El manido ejemplo del vaso medio lleno o medio vacío es un clásico para interpretar de muchas formas una determinada cifra.

Simplísimo; no es lo mismo 10 naranjas podridas que 10 naranjas dañadas entre 100. Pero, se construyen tesis y se controvierten hasta negarlas de plano o lo más preocupante: se ignoran.

Todo lo que no se pueda comprobar entra en el bloque de las consideraciones personales con opiniones favorables o contrarias, lo que llevaría irremediablemente a la divagación que, a veces, es importante según sea el tema tratado, como cuando se emiten conceptos sobre las personas o los objetos o sus obras, estas últimas sin ninguna validación. La frase: ¡me parece! es una referencia monumental a la subjetividad.

El Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE, ha comunicado las cifras sobre la pobreza multidimensional, amplia privación, en el 2024, comparadas con el año 2023.

Los números indican que, en el 2024, ha disminuido en la población en el ámbito nacional, que tiene 11,5%, lo que equivale a 6.2 millones de habitantes. En las cabeceras municipales, 7,8% y en zonas rurales, 24,3%. La cifra sectorizada más elevada corresponde a Vichada 70,2% y la más baja a Bogotá con 5,3%. Caldas llegó a 9,2% de su población.

Sin embargo, las cifras complementarias sobre atención en salud demuestran que la utilización de los recursos ofrecidos a la población estudiada para recuperar su estado físico y mental con el fin de solucionar sus complejos procesos, dista enormemente de lo óptimo.

Esta población no encuentra facilidad para llegar y utilizar servicios de salud acordes a los requerimientos actualizados. De los 2.2 millones de habitantes analizados, 1.4 millones acudieron a una Institución Prestadora de Servicios de Salud, IPS, lo que equivale al 63,4%.

Como se evidencia, queda un 36,6% sin acudir a ellas. Lo que significa una elevada e indeseada proporción sin asistencia dentro del Sistema actual de salud. A la medicina particular llegaron el 5,9%. Sigue siendo un hecho angustiante para quienes, sin recurrir al Sistema, se encuentran enfermos.

Los demás, 30,7%, oscilan entre quedarse sin ninguna atención o al libre devenir de la enfermedad y su control natural; o acudir al farmaceuta o al empírico o a una clase de medicina alternativa como la musicoterapia; terapia casera y la automedicación impropia.

La solución, tendiente a tener una atención adecuada, no se obtiene con palabrería ni ideas furtivas. Los hechos deben primar.