tados que sobre las personas exponen miles de investigadores de las ciencias naturales, incluyendo la biología en su amplia concepción moderna. De otro lado, los temas que tratan del comportamiento de las personas incluyen, como es lógico, muchas variables que se identifican a través del tiempo.
Con estas dos premisas: biología y comportamiento, se han explorado incontables circunstancias que afectan a quienes detectan la cualidad de ser humano. A estas premisas se anexa un aporte esencial: la geografía humana, que identifica a todos los humanos que en un momento dado existen en la tierra.
Por ello, para analizar al homo sapiens a través del tiempo es necesario tener en cuenta las tres consideraciones científicas previamente expuestas. No hay análisis completo, en cualquier rincón del orbe, que pretenda ser completo si no se establece un marco de referencia amplio.
No es lo mismo la ciencia de hace 500 años a la que se exhibe y practica en la actualidad. Temas tan sensibles como la navegación y la exploración, son ejemplo de las diferencias; para ello hay que recordar a Cristóbal Colón y tener en cuenta las modernas máquinas satelitales.
Una diferencia tradicional entre los seres humanos se refiere al concepto antiguo de raza, llegando a descripciones e implicaciones extensas y complejas, hasta arribar hoy a una reformulación del significado y adoptar con todas sus características el de etnia, palabra no siempre aceptada en las esferas académicas.
Lo de blanca, negra o amarilla va quedando aparentemente en el olvido, a pesar de la realidad biológica de las diferencias de las líneas genéticas, que imprimen determinadas características entre los seres humanos.
Biológicamente no es igual un ser catalogado como blanco o negro o amarillo u otro, existiendo diferencias innegables anatómicas, incluyendo otros como australianos o esquimales. Es imperativo que se respete la ley, natural y humana, que determina la igualdad como seres humanos. No es el respeto a la norma; la esencia radica en la persona y su respeto, aún sea de color, discapacitado o pobre.
El explicativo término racismo, aplicado hoy en instancias del comportamiento de la vida social, ha sido empleado para identificar y establecer diferenciaciones utilizadas entre seres humanos, esgrimido más con sentido justificativo o peyorativo, que de lisonja.
El problema de la utilización de las diferentes consideraciones sobre las personas de distinta raza va más allá de las distinciones que se establecen con las causas biológicas. El trato distinto en lo laboral, escolar, social y político puede estar influenciado, todavía lamentablemente, por la connotación racial.
Por eso, se ha vuelto frecuente e inadecuado denominar e interpretar racismo al comportamiento discriminatorio en cualquier accionar de los seres humanos.
No debe confundirse la existencia de una enfermedad hematológica hereditaria entre personas de raza o rasgos de negritud con un hecho ominoso. Es un evento de la estirpe humana. Tampoco es justo, por ahora, obviar el apelativo de blanco o negro, usado sin atisbo de agresión.