Puede decirse que una de las más importantes investigaciones en Salud Pública, efectuada para el futuro de la especie humana, fue realizada por el reconocido Edward Jenner, 1796, para tratar de evitar la mortal viruela en esa época.

Investigadores como Mary Wortley Montagu, Angelo Gatti, Giacomo Pylarine y John Hunter, entre otros, representan experiencias previas que finalmente condujeron al británico Jenner a pensar y efectuar sus exploraciones en busca de lo que se conoce hoy científicamente como vacuna.

Jenner trabajó durante dos años con Hunter, quien autoexperimentó con sífilis y gonorrea, lo que revela una línea de interés investigativo.

Las vacunas, del latín vacca, en consideración a la importante participación de estos animales de experimentación contra la viruela hace dos y medio siglos. Las vacunas han adquirido sitio vital para el tratamiento, control y erradicación de enfermedades infecciosas e indirectamente otras como el cáncer del hígado, desarrollado por la infección con el virus Hepatitis B.

Las vacunas han adquirido un inmenso valor beneficioso. La utilización de ellas se ha extendido en casi todo el planeta. Pero lo que no existía antes, abiertamente tal como se evidencia hoy, es la tendencia de ciertos grupos poblacionales o de personas aisladas a manifestar su posición antivacuna, pocas veces selectiva o, lo que es más frecuente, contra todas.

Varios factores inciden en los resultados deseados de las vacunas. Millones de palabras tratan de evidenciar de una manera sencilla por qué las personas, y los animales, deben recibir vacunas como mecanismo de control mediante la protección de la salud pública, que debiera ser una obligación.

Que una persona o familia decida no recibir vacuna o vacunas, están en pleno derecho. Pero, lo que no es legítimo es que por negación puedan exponer a otros a contraer la o las enfermedades, porque un ser no inmunizado puede ser la vía para diseminar las patologías y más si estas pueden causar la muerte.

En un reciente artículo difundido a través de varios medios especializados se informa que la cobertura de inmunización en niños se redujo en el 2024, en muchos países entre los cuales se encuentra Colombia.

Las vacunas humanas no son ciento por ciento seguras, pero en la balanza de beneficios contra daños, ganan de largo aquellos no solo para las personas, sino también para la sociedad, cualquiera que ella sea, cercana y también en casos especiales, lejanas.

Las cifras indican que la mitad de los niños no vacunados se encuentran en ocho países y uno de ellos es Brasil. ¡Y, tan cerca!

Se ha notificado el resurgimiento de la difteria en varios territorios, entre ellos Venezuela. ¡Al lado!

Aunque existe una inmensa diferencia de cobertura de inmunización entre Occidente y Oriente, siendo menor en esta región, pero no es un fenómeno despreciable. Los casos recientes de sarampión indican una deficiente vacunación.

Volviendo a lo real, la viruela es la única enfermedad erradicada del planeta.

Las demás tomarán tiempo, recursos y estrategias.