Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
Correo: editornoticias@lapatria.com
X (Twitter): @fernalonso
Este Caldas nuestro es una sorpresa permanente en la escritura. Hace un par de semanas hablaba de la presencia de algunos nuevos poetas, que empiezan a darse a conocer, pero también están los narradores que nunca faltan y que siempre se aventuran a publicar.
Se trata de arriesgados talentos con historias diferentes, que intentan mostrar miradas introspectivas de esas obras que, si bien son despiezadas, forman parte de una idea conceptual en la que todo está conectado, así no sea de manera directa. Entre este grupo se encuentran Juanita Hincapié y Alejandro Sánchez, de quienes hablamos hoy.
Todas las que fuimos
Este es el título dado a la obra de la comunicadora social y máster en escritura creativa Juanita Hincapié. Se trata de nueve relatos que se pueden leer de manera separada como cuentos, aunque también tienen conexiones entre ellos, para los que la autora nos hace un guiño con un nombre en tono suave debajo del título de cada relato.
Las 10 historias contadas por esta manizaleña varían en su calidad, algunas sobresalen por su bien llevada narración, mientras que al menos un par terminan confundiendo un poco al lector, que puede perderse en la historia. No obstante, lo que sí se nota es que hay trabajo literario, una propuesta por salirse de los moldes y contar historias profundas, llenas de imaginación y en los que algunos lectores se podrán identificar con la vida de los protagonistas y lograrán espacios muy manizaleños como la subida a la laguna.
Hay mucho dolor en esta escritura, como en el cuento titulado Las perras, en personajes que sufren en distintos momentos de su vida, algunos que trascienden por varios cuentos, mientras que otros solo aparecen una vez. Las serpientes, los gatos, las perras y las mujeres dejan huella al final de cada cuento, por lo que es difícil que un lector pase de largo por esta obra.
Subrayados
- Ahí pude saborear por primera vez ese líquido metálico, como seco y mojado a la vez, de los golpes.
- Una noche con desconocidos y en la mitad de la nada significa tragarse la incomodidad.
- Un desespero que no sabe de dónde le tiene agarradas las manos.
- Ella sí suponía que era una muestra de interés eso de que le mandara el periódico de los domingos por WhatsApp.
- Relajó la mandíbula que solo trituraba dientes. Sintió frío.
Canasta familiar
El también manizaleño Alejandro Sánchez publicó el libro titulado Canasta familiar, que ocupó el tercer lugar en el Premio Nacional de Cuento Isaías Peña Gutiérrez. También se trata de una obra que recoge relatos breves que giran alrededor de la idea de familia, del hogar, aunque algunas narraciones resultan mejor que otras.
El libro está dividido en varias partes: Los abuelos, con apenas dos relatos; Los hijos, que contiene 14 microrrelatoas a manera de anotaciones en un diario y una sorprendente Tarea escolar, que ayuda a romper la monotonía gráfica que se puede encontrar en todo libro textual. La tercera parte se titula Los nietos, la cual incorpora dos textos, donde se encuentra uno de los mejor logrados, Mi hermano, el futbolista; y finalmente Las mascotas, que como ya forman parte del hogar hacen su presencia en esta idea del autor.
El libro nos deja ver a alguien que sabe escribir, que entiende los ritmos de la escritura, aunque parece faltarle eso que llamamos soltar lastre. Hay exceso de perífrasis, y la forma narrativa es como de querer describirlo todo. Es necesario que el autor intente aligerar la pluma en futuros textos para que la prosa se sienta moderna. Eso se logra apelando más al punto seguido y aventurándose a dejar cosas por sentadas. Hay que permitirle al lector conectar algunos puntos.
Subrayados
- La prisa de mis palabras parece traerte a este lugar.
- Pensé en tus palabras. Me bastaron para comprender que ciertos dolores no pueden tocarse.
- La madrugada pasó entre las brasas de un sentimiento al que todavía no puedo darle nombre.
- Pasa rápido el tiempo cuando miramos atrás.
- Contracorriente, luchó por cumplir su sueño, ese sueño que también era mío.