Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Los dramas de la muerte por voluntad propia están muy unidos a las reacciones de los familiares y los amigos. No es fácil aceptar la muerte, menos aún cuando ocurre por decisión propia y a su paso genera una tragedia en los dolientes.
Cada año, en el mes de septiembre, se llevan a cabo campañas educativas y de sensibilización, para prevenir la muerte por suicidio. No obstante, estas son tareas del día a día en la sociedad y en las diferentes comunidades, que requieren apoyo para materializar y llevar a cabo una buena educación, contención y prevención.
Un ejemplo de esta situación, es lo que pasa con los niños y adolescentes de resguardos indígenas que, por el temor a ser reclutados por los grupos al margen de la ley, deciden morir por suicidio, dolorosa determinación en espacios en los cuales se sienten marginados, acosados, olvidados y en peligro constante.
Ser niño o adolescente en Colombia es un riesgo que cuesta caro. En las casas no se sienten seguros, en los espacios escolares tampoco y en las calles, el peligro los acecha. Triste realidad la que viven en unas edades en las cuales, aún no cuentan con las herramientas para afrontar los miedos, las tristezas, los abandonos, el desamor, el maltrato y la falta de oportunidades.
Aprender estrategias de afrontamiento en un mundo tan poco armónico e inequitativo, es poder hacer uso de habilidades para vivir mejor. Para ello se hace necesario rodearse de adultos que les ayuden a asumir sus vidas de manera diferente.
Un joven de un resguardo me comentó que su familia lo había tenido en un internado y luego le había mandado donde una familiar cercana para que acabara el bachillerato y así con muchos esfuerzos comenzó a abrirse caminos hasta llegar a un centro de estudios superiores para hacer su carrera universitaria.
Sin embargo, no todas las personas cuentan con estas oportunidades. Por ello es importante hablar de factores protectores, que deben incentivarse; tanto en los espacios familiares, como educativos.
Algunos de estos factores son:
- Fortalecer la autoestima, la autonomía y la autoconfianza.
- Aprender a poner límites.
- Evitar caer en algún tipo de adicción.
- Tener con quien conversar de lo que sucede en su mundo emocional.
- Cultivarse y formarse en autorregulación emocional.
- Hacer ejercicio.
- Realizar actividades artísticas.
- Pertenecer a grupos de lectura.
- Contar con una red de apoyo.
Juan Carlos Pérez Jiménez en su libro La mirada del suicida afirma que “El duelo por suicidio es un duelo amargo, por el estigma, por el miedo y la culpa”.
Resolver, reparar y recuperarse de manera sana de un duelo, en muchas ocasiones solo se logra pidiendo ayuda y dejándose apoyar. No hay en el mapa de este duelo, una brújula que indique por dónde comenzar, pero así sea un camino incierto y haya oscuridad, hay que andarlo, a pesar de la frustración, el miedo, la culpa, el dolor, la soledad o la rabia. Cada emoción es válida y palabrearla es una de las primeras maneras de afrontar este drama.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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