Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Muchos escritores narran en sus libros el dolor de la muerte de los seres queridos y sus palabras recuentan esas historias vividas no sólo por ellos, en las que se tejen y entrelazan esa ausencia y la necesidad de la presencia del ser amado, que los dolientes sienten en su travesía por duelo.
-“Hacía pocos meses de tu muerte, y yo no había tocado los sobres ni las cajas con tus papeles personales. Aún no lo hago a fondo. Solo que aquel pequeño papel parecía haberse resbalado y lo tomé. Me deshice en llanto. Quisiera volver a llorar así, como si una máquina barrenara mi cuerpo desde la garganta hasta el estómago. Un llanto salvaje y desquiciado. Deshacerse en llanto, como si una dejara de estar y se fuera líquida al depósito universal del agua. La verdadera revelación de la soledad vino entonces; la cadena de ausencias, la necesidad del eslabón, de seguir conversando la vida”. Mónica Lavín en el libro: ‘Últimos días de mis padres’. (2022).
-“Cuando es el padre quien muere de manera súbita, siendo la hija una niña, y todo ocurre por la decisión y acción de aquellos que representan al Estado, cuando nadie dentro del sistema hace nada para impedirlo y no hay tiempo para despedidas, duelos, ni tristeza, no solo muere el padre, sus proyectos, sueños y lazos, también muere aquella que fue una antes. La vida se convierte en sobrellevar ese profundo vacío, la ausencia y el dolor que, aunque con el tiempo varíen, permanecerán siempre con uno”. Helena Uran Bidegain: ‘Mi vida y el Palacio, 6 y 7 de noviembre de 1985’, (2022).
-“Daría cualquier cosa por pasar una hora con mi padre cuando era un malandrín de nueve años, o con mi madre cuando era una niña vivaracha de once, ambos incapaces de sospechar la extraordinaria vida que los esperaba. Y por eso en el fondo de mi mente tengo la inquietud de que tal vez no los conocí lo suficientemente bien, y sin duda lamento no haberles preguntado más por los detalles de sus vidas, sus pensamientos más íntimos, sus mayores esperanzas y temores”. En el libro: ‘Gabo y Mercedes: Una Despedida’, escrito por Rodrigo García, (2021).
-“Lo torturó y lo mató el hombre invisible. Yo ya tengo mucha edad para arrodillarme, se me desgastan las rótulas, prefiero morir de pie. No hemos renunciado a la justicia que es el único derecho que les queda a nuestros desaparecidos. La justicia es un derecho de miles de víctimas, cuyos seres queridos, sin nombre, navegan por los ríos de la patria o están depositados en fosas comunes a lo largo y ancho del territorio”. ‘El largo camino del cirirí’, escrito por Alonso Salazar J. La ardua lucha de una madre por su hijo desaparecido, (2024).
-“Estaba de acuerdo en morir; pero no en asfixiarme; la enfermedad nos hace sentir repugnancia de la muerte, y queremos sanar, lo que es una manera de querer vivir”. Marguerite Yourcenar, en el libro: ‘Memorias de Adriano’, (1999).
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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