Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com

 

-“Sé que en determinados momentos mi dolor me acera a la locura. También hay brevísimos instantes de lucidez, de comprensión; no, Daniel no volverá jamás. Es como si esta palabra afectara una parte de mi cerebro, que hace que me abisme a un estado desconocido, imposible de describir con palabras exactas”. Piedad Bonnett, en el libro: ‘Lo que no tiene nombre’, escrito luego de la muerte de su hijo. (2013).

-“Llora, mi hijo -susurró Eufrasia, contagiada por las lágrimas. Luego de unos moqueos, la voz del niño por fin se hizo entendible. ¡Gracias! Por todo… por todo… por todo… No, hijo -gateó la voz de la madre- Yo te agradezco. El llanto de Nicolás volvió redoblado y las brillantes partículas de polvo bailaron con su aliento. Me has hecho muy feliz. -continúo Eufrasia- Y me voy orgullosa de ti. El niño asintió al fin aspirando los mocos, y su tía le alcanzó un poco de papel para que se sonara. ¿Qué voy a hacer cuando te extrañe? -reclamó. -Búscame en nuestras risas. Del libro; ‘Cien Cuyes’ de Gustavo Rodríguez. (2023).

-“Hoy ha muerto una anciana a la que yo quería. A menudo pensaba: ‘Le debo tanto’. Oh: Sin ella, probablemente ya no estaría aquí. -Pensaba- Es tan importante para mí… Me pongo a pensar en los últimos meses, en las últimas horas. En las conversaciones que tuvimos, en las sonrisas, en los silencios”. Del libro: ‘Las gratitudes’, escrito por Delphine De Vigan. (2024).

-“¿Puedo vivir por Ti? ¿Llevarte en mi cuerpo para que existas los cincuenta o sesenta años que te robaron? No es recordarte lo que pretendo, sino vivir tu vida, ser tú, que ames, sientas y palpites en mí, que cada gesto mío sea un gesto tuyo, que mi voz sea tu voz”. Isabel Allende en el libro, ‘Paula’, escrito tras la muere su hija. (2009).

-“Cuando mi madre agonizaba, yo tomaba continuamente fotos de sus pies con mi teléfono móvil: con sandalias, medias o descalza. Tomé fotos de sus pies con mis pies a su lado, en la cama… A veces hacía esto sólo para bajar el rostro, para que no pudiera ver mis lágrimas mientras las enfermeras le sacaban la sangre por enésima vez o mientras la hacían pasar por otra máquina diagnostica que parecía un ataúd. Pero también tomé estas fotos para recordar nuestras caminatas”. En el libro: ‘El Arte de la Muerte. Escribir la última historia’, escrito por Edwidge Danticat (2024).

Ricardo Silva Romero, en ‘El libro del duelo’, (2023), rinde homenaje a Don Raúl Carvajal, padre que lucha para que se haga justicia por la muerte de su hijo asesinado: -“Y no era cierto, como tantos querían creer, que hasta ahora estuvieran poniéndose al día en la lucha de un padre que no solo los visitaba y les atendía las llamadas con frecuencia, sino que era una silla vacía en todos los encuentros familiares. Y, sin embargo, este viernes temblaban por dentro porque el duelo requiere valor y la realidad es siempre una sorpresa”. (2023).

 

* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.

www.fannybernalorozco.com

 


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