Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
En la literatura, los duelos son descritos según la historia personal e íntima de los autores. Sus narrativas enseñan que no hay dos duelos iguales y, por ello, hay que ser respetuosos y prudentes al escuchar las penas y la desolación. Para acompañar un duelo, no hay tips, ni recetas.
Joan Didion, en su libro El año del pensamiento mágico (2024), narra la muerte de su esposo: “El dolor por la muerte de un ser querido es otra cosa. Carece de distancia. Viene en forma de oleadas, de paroxismos, de premoniciones repentinas que debilitan las rodillas, ciegan los ojos y cancelan la normalidad de la vida. Prácticamente todo el mundo que ha experimentado el dolor por la muerte de un ser querido menciona el fenómeno de las oleadas”.
En el libro Ahora y en la hora, en el cual Héctor Abad Faciolince, relata la experiencia que vivió
en Ucrania, cuando muchas personas que se hallaban a su lado fallecieron, luego de que un misil ruso cayera en el sitio donde ellos estaban reunidos, dice de Victoria escritora ucraniana -quien pereció ese día- que ella había decidido vestirse de medio luto: "…y luego pasó al luto completo por los soldados muertos. De hecho, nos dijo que su vida se estaba convirtiendo en una sucesión de funerales, en un entierro tras otro de soldados conocidos y amigos” (2025).
El poeta Carlos Framb escribió acerca de la muerte de su madre en el libro Al otro lado del jardín: “Me consuela, un poco, pensar que murió en la paz que quería y merecía, que permaneció lúcida hasta el fin y que hasta el fin fue amada, que le fueron ahorrados tal vez años de inútiles penas: los sufrimientos atroces, la tiniebla total, la angustiosa impotencia, los desastres de la decrepitud, una muerte en soledad” (2009).
- “En la vivencia de cada duelo experimentamos la muerte de la espera. Una vez agotada la experiencia de ser esperados, la existencia pierde todo sentido. Los anillos de la existencia y del sentido que el amor había anudado vuelven a separarse unos de otros. He dejado de ser esencial, me he vuelto superfluo, insignificante, sin valor y sin derechos”. Del libro La luz de las estrellas muertas’, escrito por Massimo Recalcati (2025).
- “Hay algo conmovedor en los recuerdos que una madre o un padre guardan de sus hijos, en especial, si acaban de morir, pues todo nos parece una perversión del orden de las cosas: son los hijos los que deberían estar recordando a sus padres muertos, escribiendo sobre ellos, contando sobre ellos sus anécdotas banales, y no al revés. No al revés. No: no al revés”. Juan Gabriel Vázquez en el libro Los nombres de Feliza (2024).
- “Lo peor es abordar el dolor con miedo. Esa actitud sólo nos lleva a querer modificar las cosas…La compasión consiste en tratar el dolor amablemente, no querer cambiarlo, respetarlo tal cual es y abordarlo con misericordia en lugar de miedo o ira”, de Stephan Levine, citado por Treya, en el libro Gracia y coraje. En la vida y la muerte, de Treya Killam Wilber. (1998).
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
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