Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Según la Corte Constitucional, la familia es “una estructura social que se constituye a partir de un proceso que genera vínculos de consanguinidad o afinidad entre sus miembros”. Por lo tanto, si bien la familia puede surgir como un fenómeno natural producto de la decisión libre de dos personas, lo cierto es que son las manifestaciones de solidaridad, fraternidad, apoyo, cariño y amor, lo que la estructuran y le brindan cohesión a la institución familiar.
- ¿Qué es tener pareja?
Es construir a pulso, día a día, descubrir y reconocer las diferencias e intereses personales, con la capacidad de acordar los beneficios que se comparten. Es el reto y el desafío de aprender conjuntamente a regular y a acompañarse en los cambios emocionales, fomentando el diálogo, la confianza y el amor.
- ¿Qué es maternar?
Se asocia con las mujeres, no necesariamente madres. Es el acto de cuidar, de acompañar y compartir la experiencia de vida. En principio cuando hay hijos, pero también se expande a otros niños. Es la atención responsable y amorosa que se comparte entre quien lo brinda y quien lo recibe.
- ¿Qué es paternar?
Es el lugar del hombre frente al cuidado, crianza y protección de los hijos. No es una cuestión solamente de las mujeres. Es dar respuesta a la responsabilidad individual y compartida, en igualdad de condiciones frente al compromiso vital con seres humanos que están en proceso de formación.
- ¿Qué es construir familia?
Es una responsabilidad y compromiso profundo, donde se implican no solamente los intereses y deseos personales. Es recorrer un camino con otra persona por decisión propia. Es tejer relaciones de proximidad y cercanía, mediante vínculos afectivos que se cultivan día a día, con la valentía de transitar una cotidianidad frágil, que proteja del desencanto y de la violencia.
La contracara de este paisaje, lo tuvimos en la pandemia. Además de la enfermedad, la muerte y los duelos que generó, fue también un observatorio de la violencia intrafamiliar: golpes, gritos, humillaciones, amenazas, intimidaciones, abuso sexual, consumo de sustancias psicoactivas y de licor. En fin, una serie de comportamientos sembradores de dolor, resentimiento, conflicto, amargura y miedo. Fue el quiebre del sueño de pertenecer a una familia feliz.
Y cuando surgen las tragedias, muchos se dan golpes de pecho:
- ¿Y dónde está la prevención?, ¿dónde los vecinos que auxilian, el resto de familia y las entidades?
Todos se quedan en un doloroso silencio, a veces cómplice o en actitud de jueces acusadores. Y es que mientras alguien pierde el contacto con la realidad y posiblemente se encuentra en un estrés postraumático o en una crisis psicótica, que lleva a matar, los otros, los vecinos en un mejor estado (¿?) quieren ellos también matar, aumentando el bucle de violencia.
La idea de familia no es la que sale en los anuncios publicitarios o como pregonan los cuentos de hadas ‘y fueron felices…’. Solo amor y felicidad, ser padre, madre o cuidador, tiene muchas y complejas tareas, entre ellas responsabilizarse de la salud mental y emocional, como recurso necesario para exorcizar la violencia.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
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