Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com

 

Cuando las personas hablan del perdón, es posible que no sepan la importancia que este tiene en la salud mental y emocional, tanto propia como en la de las relaciones con las demás personas.

En ocasiones hay malentendidos, frases expresadas sin pensar, palabras hirientes, sucesos que generan sufrimiento, actitudes que dividen y alejan a familias enteras, hechos que luego se pueden llegar a lamentar por generaciones.

Son momentos que marcan la historia de un ser humano para el resto de su vida, los cuales, a pesar del tiempo transcurrido, en vez de apaciguar la rabia y el resentimiento, más bien -por el contrario- se convierten en emociones perturbadoras que crecen día a día y con más fuerza y dureza.

Cualquier mañana, un ser humano decide rebajar su equipaje emocional y comienza a pensar cómo lo puede hacer, por dónde empezar. Quizás entonces, lo que quiere es resolver las situaciones que le causan conflicto, como fruto del cansancio y del estrés que acompañan estas emociones dolorosas.

El trabajo del perdón se puede empezar, desatando los nudos de la soberbia, los celos, la envidia, el resentimiento, el dolor, el miedo y, de manera especial, las ligaduras que atan al pasado y que han causado dicho sufrimiento.

Afirma Fred Luskin, director y cofundador del programa del Perdón de la Universidad de Stanford, en su libro ¡Perdonar es sanar! que “el principal beneficio del perdón es la reafirmación de que no somos víctimas de nuestro pasado”.

A propósito, los invito a que mediten acerca de lo siguiente:

¿Cuántos nudos emocionales tiene usted para desatar de su pasado, los cuales le impiden fluir por su vida con más serenidad?

El perdón es un asunto serio, que requiere análisis y reflexiones. Es entender que emociones como el rencor, la culpa y la rabia, hacen prisioneras a las personas que las sienten, con rejas que solo se abren cuando se asume la responsabilidad de salir del atrapamiento.

Robin Casarjian en el libro Perdonar afirma que, en los rituales del perdón, es necesario responsabilizarse de las propias emociones y sentimientos, cuidando de no proyectarlas en las demás personas; así como tener claro el significado de la palabra reparar. Lo anterior quiere decir que no es un acto rutinario, sino que es imprescindible sentir que es un paso transformador en el cual hay que despojarse de juicios y creencias dañinas e incapacitantes.

Por otra parte, perdonar no es un medio para recibir el reconocimiento, una recompensa o la aprobación de los demás; perdonar está es relacionado con fortalecer la autoestima, la empatía y de manera especial, con cultivar la armonía emocional.

El perdón es liberador, rebaja el estrés, la ansiedad, los pensamientos rumiantes e intrusivos y significa, además, saber poner límites claros a las demás personas (familiares, amigos, compañeros); así como aprender a autorregularse con los gestos y las palabras que puedan herir a otros semejantes.

El perdón es pues, una tarea de autocuidado emocional que requiere estar alerta con los pensamientos, palabras, emociones y acciones. Es respetarse y respetar a otros, a través del cuidado y la paz interior.

 

* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.

www.fannybernalorozco.com

 

 


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