Todas las letras del alfabeto tienen plural: las vocales, así: ‘aes, ees*, íes, oes, úes’ (la tilde disuelve el diptongo). Las consonantes, según la norma de la Academia de la Lengua, forman su plural añadiendo únicamente la ‘s’, lo que está muy bien con las letras ‘f, h, j, l, m, n, r, s, z’, ‘efes, haches, jotas’, etc. Pero las otras, para mi gusto y por eufonía, deberían formar su plural añadiendo la sílaba ‘es’, como con las vocales, de esta manera, ‘bees, cees, kaes, cúes’... Según la Academia, ‘bes, ces, kas, cus’. Obviamente, no soy quien para imponer mi criterio. A propósito de esto, y obviando la norma, la columnista de LA PATRIA Paloma Valencia escribió: “Se basa en las seis ‘C’ que definen a quienes merecen dirigir un país” (2/7/2025). Correctamente, según la Academia, “...las seis ‘Ces’...”; para mi gusto, “...las seis ‘Cees’...”. En fin... *Para la Academia de la Lengua, el plural de esta vocal es ‘es’: ‘las es’... cacofonía en su máxima expresión.
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Yo creo que todos, en la niñez y en la juventud, jugamos ‘a la veintiuna’ de muchas maneras. Esto no obstante, actualmente es tendencia general el empleo de la apócope del número masculino ‘uno’ (‘un’), cuando es parte de otro numeral, con sustantivos femeninos, como en el siguiente titular: “Veintiún mujeres han sido atacadas con ácido” (Citytv, noticias del medio día, 2/7/2025). Acatada la concordancia, “Veintiuna mujeres...”. En otras noticias anunciaban la pérdida de ‘cuarentaiún viviendas arrasadas por el desbordamiento de una quebrada’: ‘cuarenta y una viviendas’, por supuesto. Los ejemplos abundan. Extraña, la forma como cunden los vicios del idioma. El número cardinal es ‘uno’ para el género masculino; ‘una’, para el femenino. La apócope del masculino sólo se usa cuando precede inmediatamente al sustantivo que determina, aun acompañado de un adjetivo, por ejemplo, ‘un candidato’, ‘un solo candidato’. Es también vicioso el empleo de la apócope de ‘uno’, frecuente sin duda, en la enunciación de un porcentaje: así, dicen ‘el veintiún por ciento’ en lugar de ‘el veintiuno por ciento’. Como debe ser.
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Y, hablando de números, además de los ‘cardinales’, hay ‘ordinales’ y hay ‘partitivos’, con oficios muy diferentes cada uno. De la siguiente manera empezó su artículo el columnista de Eje 21 Alberto Zuluaga Trujillo: “Con la celebración del veintisieteavo Congreso de Andesco en Cartagena...” (7/7/2025). Castizamente, “...del vigésimo séptimo...”, porque ahí se trata del ‘lugar que ocupa en el tiempo este Congreso en relación con los anteriores’, señalado necesariamente por un número ‘ordinal’. En cambio, la terminación ‘-avo-a’ es característica de los números partitivos, que designan ‘las partes de un todo’, verbigracia, ‘una doceava parte de los colombianos vive en la pobreza’.
Nota: no tienen esa terminación ‘medio, tercio, cuarto, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno, décimo, centésimo, milésimo, millonésimo’, casi todos acompañados de la palabra ‘parte’.
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En las oraciones comparativas, la relación –de superioridad, inferioridad o igualdad– entre los elementos comparados se establece mediante la conjunción ‘que’, por ejemplo, ‘un fulano más viejo que Matusalén’ o ‘más malo que Caín’. En su columna del primero de julio de 2025, el doctor Jorge Raad Aljure escribió: “No es lo mismo la ciencia de hace 500 años a la que se exhibe y practica en la actualidad” (LA PATRIA). Castizamente, “...No es lo mismo la ciencia de hace quinientos años que la que se exhibe...”. Quizás el redactor quiso evitar la cacofonía de la frase ‘que la que’, pero el ungüento aplicado exacerbó la dolencia. ¿El remedio efectivo? Cambiar los términos, por ejemplo, ‘...no era lo mismo que la actual’.