En Manizales solemos sentir orgullo por nuestra ciudad y todo lo que tiene para ofrecer, no solo a nuestros ciudadanos y ciudadanas, sino a tantas personas que nos visitan, especialmente al iniciar cada año. El orgullo que sentimos al hablarle de nuestra ciudad a quien no la conoce es algo que compartimos; y el ámbito cultural suele ser uno de los que identificamos como fortaleza. Pero tal vez quepa preguntarse, ¿cabemos todos en esa percepción de ciudad de la que estamos orgullosos?

La Encuesta de Percepción Ciudadana de Manizales Cómo Vamos muestra que en el 2024, el 70% de las personas expresaron sentirse satisfechas con la oferta cultural de la ciudad; sin embargo, el 33% de las personas manifestaron no participar en ningún tipo de actividad cultural, llámese cine, conciertos, ferias, teatro, etc. Ponerle números a algo tan intangible como la cultura puede parecer que va en contravía de la noción misma de cultura, y suele generar incomprensión, lo que se suma a las dificultades de generar este tipo de mediciones, dada su naturaleza variada y subjetiva.

Ahora, si 3 de cada 10 personas en la ciudad no están satisfechas con la oferta cultural, quiere decir que podemos mejorar. Quizás haya gustos que no estamos teniendo en cuenta, hace falta inclusión en determinados espacios, o existen nuevas perspectivas que aún no conocemos. Y no podemos mejorar lo que no conocemos. Por eso necesitamos la medición, para conocer qué está pasando en nuestra ciudad.

Además, aunque conservar y mejorar nuestra oferta cultural constituye un fin en sí mismo, el sector cultura no solo contribuye como sector o actividad económica en sí mismo, sino que está presente y aporta desde muchos otros sectores. En la presentación de los Indicadores de Cultura a 2030, adyacentes a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la UNESCO nos recuerda que la cultura contribuye a transitar hacia ciudades más sostenibles y sociedades pacíficas e inclusivas, mejorar las condiciones de trabajo de las personas, reducir desigualdades y promover la igualdad de género, por mencionar algunos de los aspectos que incluye.

La cultura no solo se traduce en beneficios sociales y económicos para todos y todas, si no que contribuye a mejorar la eficacia de otros tipos de intervenciones en pro del desarrollo sostenible.

Reunir los datos y contar con sistemas de medición fiables es esencial para que alcancemos una mejor comprensión de las múltiples maneras en que la cultura contribuye a nuestro desarrollo y bienestar. También nos permite comprender mejor lo que estamos haciendo bien y en lo que podemos mejorar, a quién estamos llegando y a quién no, quién se siente incluido y quién no, lo cual resulta crucial para una ciudad como la nuestra, una ciudad intergeneracional.

Cabe admitir nuevas perspectivas, hacernos nuevas preguntas. Más allá de cuántas personas recibimos para la Feria, cuánto se invirtió en la ciudad o cuáles fueron las ganancias obtenidas durante esos días, podemos empezar a ver más allá de lo convencional y buscar comprender la importancia de la cultura desde un enfoque mucho más amplio, uno en donde quepamos todos, y todas.