La dinámica de la vida
Señor director:
Los seres humanos tenemos ciclos que necesariamente se requieren como puentes imaginarios para pasar de un estadio a otro y, de ahí la importancia de hacer el recorrido sin muchos contratiempos para que no queden muchos vacíos en loa construcción de nuestra personalidad.
Las diferentes etapas, traen connaturalmente sus características particulares como estándares generales con particularidades que son las que definen que seamos seres únicos en la gran familia humana.
Nacemos con muchas limitaciones, con muchas dependencias y todas nuestras facultades en ciernes como proyecciones en nuestro devenir histórico.
En la medida que vamos creciendo, vamos ganando espacios de libertad y empezamos a darle paso a la autonomía e independencia.
Existen etapas que tienen sus propios retos y ponen a prueba nuestros talentos para ir engrosando y enriqueciendo con experiencias un presente que de seguro marcará nuestro futuro.
En la medida que vamos avanzando, el camino se hace más amplio y es así como van llegando las responsabilices y compromisos que inexorablemente tenemos que asumir, entre ellas, depender de nosotros mismos.
En la autopista de la vida, vamos descubriendo que somos misioneros y, empezamos a descubrir cual o cuales son nuestras vocaciones para cumplir el mandato de la mejor manera posible.
Llega el desempeño laboral que nos va a exigir un espacio de tiempo hasta cumplir con un ciclo en el cual empieza nuestro declive y, es entonces cuando debemos decirles adiós a nuestras obligaciones laborales porque es el tiempo de la cosecha después de haber sembrado con responsabilidad, tesón y sacrificio un futuro tranquilo que nos permita disfrutar de un bienestar muy merecido.
No es justo lograr una estabilidad económica como lo es la jubilación para seguir laborando. El estrés, el cansancio, el desgaste de los años, no permiten cumplir a cabalidad unas funciones laborales de la misma manera ni efectividad como cuando estuvimos en plena fertilidad y florescencia con el entusiasmo y la alegría de una productividad de alto rendimiento.
Nuestro organismo, llega a una etapa en la cual forzarlo, es atentar contra la salud y bienestar que merecemos cuando hemos cumplido con nuestros deberes a cabalidad.
Es apenas justo darle un descanso a nuestro cuerpo liberándolo de responsabilidades laborales para dedicar el tiempo a hacer lo que nos agrada en un estado de tranquilidad
con el tiempo suficiente para disfrutarlo sin pensar que si no trabajamos, entonces qué vamos a hacer.
Todos tenemos algo en qué entretenernos, un hobby, un pasatiempo, otras actividades igualmente productivas, si es que son motivos económicos los que nos mantienen atados a las actividades laborales. No pensemos que el mundo se va a acabar porque nos demos el lujo de retirarnos a ejercer nuestros ocios, nuestros sueños de liberación, de ser nosotros dueños de nuestros actos, de nuestro tiempo. Los años no pasan en van y no sabemos cuánto vamos a vivir. Las enfermedades llegan y no perdonan. Solamente disfrutamos de nuestra jubilación cuando nos retiramos. Los jóvenes están haciendo fila para poder ingresar al mercado laboral. No podemos ser esclavos del trabajo.
Cordialmente
Elceario de J. Arias Aristizábal
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