Pedagogía ferroviaria
Señor director:
La primera vez que viajé en tren, fue por invitación de mi abuela Olinda para ir de Armero a La Dorada, en la ruta que enlazaba a Guayabal, San Felipe, Mariquita y Honda, en una locomotora marca Skoda, que el gobierno de Checoslovaquia, liderado por su fundador y primer presidente Jan Garrigue Masaryk, le había entregado al gobierno de Enrique Olaya Herrera, su gran amigo y colega, quienes se habían conocido en cumplimiento de funciones diplomáticas en Estados Unidos.
Al tomar el tren en la carrera 12 con calle 12, sede de la estación ferroviaria en Armero, Tolima, un 9 de agosto de 1966, celebraba mis 6 años de vida, sentí miedo por el temor a que el “caballo de hierro” pudiera ser atacado por los indios, todo producto de la influencia de las películas del oeste americano, presentadas en el teatro Bolívar de la ciudad algodonera y arrocera de Colombia.
En el viaje comenzaron las preguntas de un niño que cursaba segundo de primaria en el colegio San Pio X de Armero y mi abuelita las respondía con su conocimiento ferrocarrilero.
¿Qué es un ferrocarril? Camino con dos carriles de hierro paralelos sobre los cuales rueda el tren y el autoferro.
¿Qué es un tren? Cuando el coche de pasajeros o el carro de carga están enganchados y listos para ser arrastrados por la locomotora.
¿Qué es un vagón? Es un compartimiento que remolca la locomotora, algunos con carga, mercancía, pasajeros y otros llevan semovientes.
Y… ¿qué es una locomotora? Es el material rodante con motor utilizado para dar tracción, arrastrar o remolcar a los vagones, los cuales vienen enganchados en serie a ella.
Posteriormente en clase, pregunté al profesor de geografía, sacerdote de origen italiano, Bruno Calvi, ¿cuál era el origen de la palabra locomotora? Quien explicó que provenía del latín loco, ablativo de “locus”, cuyo significado era lugar y de medieval “motivus” que indicaba provocar movimiento; agregando que, un motor de locomotora de caja rinde entre 4.000 y 18.000 caballos de fuerza.
¿Cuántos vagones puede arrastrar una locomotora? Remolcar toneladas de un tren varía, pero se calcula que alcanza a jalar hasta 50 vagones cargados.
¿Qué impulsa una locomotora de o a vapor? Se mueve por acción del agua que era la forma de tracción en los ferrocarriles, hasta que a mediados del siglo XX serían reemplazados por las locomotoras diésel y eléctricas.
Continuaban las preguntas con deseos de saber, las cosas que a mis años quería comprender. Abuelita, ¿qué significa escuchar el sonido de un tren en la noche o la madrugada? Es una sonoridad llena de melancolía, la motivación de una vida en movimiento, la existencia de una dinámica, el servicio a la comunidad, el poder recordar con el tiempo realidades del pasado y poder escribirlas.
¿Por qué pita el tren? Para dar señales y evitar accidentes. Son tres tipos, la de atención normal, atención especial y la de alarma.
Cuando cursábamos segundo de bachillerato, en el Colegio Oficial Instituto Armero, ubicado en la Granja Agroindustrial de la Universidad del Tolima, a 4,4 kilómetros de la “Ciudad Blanca de Colombia” en medio de los ríos Santo Domingo y Sabandija, por donde día a día pasaba el tren y el autoferro, el profesor de historia Universal, el destacado jurista, Noel Díaz Zárate, nos narraba que la primera locomotora de vapor de ferrocarril puesta en movimiento, fue ‘craneada’ por Richard Trevithick en 1802, era una máquina de alta presión, construida para una planta siderúrgica en Gales. “La conectó a un bastidor y a partir de ahí, se gestó una locomotora”.
El ingeniero inglés R. Trevithick, considerado uno de los pioneros del transporte por carretera y ferrocarril a vapor, en 1803, transfirió la patente a Samuel Homfray, dueño de una ferrería.
El primer desplazamiento ferroviario con locomotora del planeta se produjo el 21 de febrero de 1804, cuando remolcó un tren en la ruta del tranvía en Gales. Arrastró cinco vagones con 10 toneladas de hierro y 77 hombres, que cubrió una distancia de 15,7 km. en cuatro horas y cuatro minutos a una velocidad de 4 km. por hora.
Recordar el ayer, cuando nos dejaba el bus, el medio de transporte era colgarnos del tren que pasaba puntualmente frente al colegio a la 1:30 de la tarde con carga, pasajeros y semovientes. En esa osadía, se quedó para siempre mi compañero de estudio, Carlos Pinto Arango, sobrino del alcalde de la época, Lázaro Arango. No pudo agarrarse y maniobrar, quedando debajo de las ruedas del ferrocarril, donde los discos giratorios alrededor de los ejes quedaron cubiertos de su sangre.
Gerney Ríos González
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