Que canten los niños, que alcen la voz
Señor director:

 Me senté a esperar turno para solicitar una cita médica en la Nueva EPS. A mi lado, una señora y su pequeña hija. La ficha de ella y la mía coincidían en el turno S 120, ella en la sala 1 y yo en la 2. Este fue motivo para iniciar una charla. La cita de la señora era para su
hija. –¿de qué está enferma? Pregunté. Pues no se nota y es muy bonita. –Es un chequeo médico que le debo hacer por un proceso en el ICBF. No es hija mía, yo la tengo bajo mi cuidado, mientras se resuelve la situación con su joven madre biológica. ¡Oh, mi
admiración para usted por semejante responsabilidad. –Le dije. ¿Y cómo está conformada su familia? Pregunté de nuevo (en mi familia tengo fama de entrevistador). Respondió: Yo vivo con mis padres, esposo y una hija de 15 años. Además, tengo otro niño de 2 años bajo
mi cuidado. Creció mi admiración por esta mujer.
Desde su celular me permitió ver foto de un bello niño de 2 años. Me dijo que bajo su cuidado ya había tenido 25 niños-as. Volvió a activar su celular y fui viendo diferentes fotos: las de niño indígena del chocó, de 2 años y cuando cumplió 4; una hermosa niña de 5 años y su foto más grande de 10 años (5 años la tuvo bajo su cuidado) hasta ser adoptada por una familia italiana de Nápoles. La niña cuando se fue a ir, con lágrimas le dijo que cuando cumpliera 15 años ella volvía para que se vieran. -La niña me dijo: tengo un cuaderno de príncipe. ¿Y qué tienes ahí? Le pregunté. Hago tareas y dibujos. Gran ternura en esta niña que se angustió cuando la mujer se acercó a una ventanilla. Le mostré dónde estaba y se calmó cuando la vio.
Llegó la hora de la cita de la niña y nos despedimos, yo con un sentimiento de mucha admiración por esta mujer. Cuando le comenté a mi señora me dijo algo que yo no tenía en mi referente para interpretar el diálogo tenido. -Es una madre sustituta contratada por ICBF. Mi admiración sufrió una crisis, pero persistió porque atender niños pequeños es de mucha exigencia, atención, cuidado, paciencia y gran amor. Además, ella lo dijo, se crea un vínculo afectivo al que con dolor se renuncia cuando estos niños recuperan la normalidad. Estuvimos de acuerdo que la gestación, embarazo y parto no son momentos para que una mujer decida o no ser madre. Esta decisión se ubica antes de una relación sexual íntima, con el conocimiento del ciclo femenino, uso de anticonceptivos (preferibles al aborto) o más aún ligadura de trompas.
Las mujeres celebran la aprobación del aborto, que es matar un ser
humano, único e irrepetible. No hay que quemar la puerta de un templo católico, porque el aborto es malo no porque lo diga la fe o porque el feto es hijo de Dios. No. Deben quemar una realidad que se expresa en la palabra humanidad, a la que pertenecemos hombres y mujeres y por cuya dignidad debemos luchar siempre.
Alirio De Los Ríos Flórez

El valor de la eficiencia
Señor director:

 ¿Cuándo será que los empleados de cualquier empresa se dan cuenta que se deben a los clientes, usuarios o consumidores, quienes de una u otra manera requieren de sus servicios?
Sabemos, y no se nos ha olvidado, que hubo una pandemia que obligó a replantear muchas cosas, entre ellas acudir a la virtualidad, pero esta etapa ya fue superada y no podemos seguir invocando ese tipo de experiencias para continuar con servicios restringidos, desconociendo la presencialidad y relación directa con las personas como algo natural de la convivencia humana.
Eso parece estar ocurriendo en la Unidad de Rentas de la secretaría de Hacienda de Manizales, en la cual, antes de la pandemia, era fácil acceder a un paz y salvo, lo entregaban en las ventanillas de atención al público sin tantas vueltas y revueltas como está ocurriendo en la actualidad.
Un paz y salvo de impuesto predial es un requisito que frena una transacción, una escritura o cualquier otra operación comercial trayendo inconvenientes, demoras innecesarias y hasta desistimientos de ventas.
Si antes de la pandemia se atendía con diligencia este tipo de servicios, si ya ésta ya pasó, entonces ¿para qué seguir como si estuviéramos en esa etapa aciaga que por fortuna ya está superada? ¿para qué la resiliencia?    
Los usuarios, que somos los que pagamos, merecemos un buen servicio, una buena atención, que sea oportuna y eficiente.     
No tiene sentido que les paguemos a los empleados para que nos atiendan mal. Es cuestión de profesionalización y humanización de los que tienen la responsabilidad de 
atender público simplemente porque hay tienen qué sobrevivir.
Cliente bien atendido en cliente agradecido. Por favor señor secretario de Hacienda, que entreguen los paz y salvo en las ventanillas y no nos pongan a voltear y esperar, así como lo hacían antes de la pandemia. Muchas gracias.
Cordialmente
Elceario de J. Arias Aristizábal

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