¡El voto electrónico!
Señor director:
Para paliar un poco la descomposición del país, se debe acoger con profunda atención y con rigor y energía institucionalizar el voto electrónico, con todas las normas de seguridad internas y extranjeras. Con criterios muy profesionales y técnicos. Con todas las garantías de la comunicación electromagnética, tan de moda por estos días. Ah, y con una esperanza, que el voto electrónico, electrocute el fraude. Y deje sin oportunidad alguna a los hackers cibernéticos. El voto electrónico tiene que garantizar la rectitud y claridad de cada aspiración sociopolítica de los hombres y mujeres que quieren llegar a las distintas corporaciones del Estado.
Acudir a los grandes pensadores de la Grecia antigua, a manera de reflexión: “El precio de desprenderse de la verdadera política social, la de servir a la sociedad, la de designar a funcionarios por méritos intelectuales y comprobada ética profesional. La verdadera política que se esfuerza por cimentar valores morales, que haga realidad la formación integral de los jóvenes, la que abre puertas y oportunidades de trabajo, la que estima y aprecia en todo su valor la importancia del sector campesino, de los productores de los artículos de primera necesidad. Aquella verdadera política que respete la dignidad de la medicina y sus profesionales y electrocute la comercialización infame de esta ciencia que fomenta la vida y es la vida misma de la humanidad”. Sin estos principios, que es tanto como desprenderse de la urgente humanización de la verdadera política que requiere Colombia, para ser gobernados entonces por malos hombres, y mujeres, o por políticos inmorales y sin escrúpulos. Por los futuros debates o jornadas electorales, voto electrónico...
Gonzalo Quiñones V.
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