Sobre cierres y desidias
Señor director:
El bloqueo de la vía Panamericana se ha convertido en una cuestión habitual. Un cuento de nunca acabar. Es un hecho que, semana tras semana, por distintos motivos las noticias cuentan el cierre de la ruta principal. Los protagonistas son los indígenas, los campesinos, los pobladores de distintos pueblos y hasta estudiantes de colegios, que ante la falta de elementos de trabajo en los planteles educativos se desplazan por la vía terciaria o secundaría para cerrar el paso Cali, Popayán y Pasto.
De las diferentes manifestaciones en torno a la vía se puede pensar que es una cuestión de la subversión o bien de cuestiones unidas a diferentes posiciones políticas. Mas cuando se mira con lupa lo que se ve son las condiciones de vida, poco propicias, que generan las protestas. Así la población indígena, campesina o afro se manifiesta porque no encuentran otra forma de enfrentar los problemas que padecen.
Para explicar el hecho de lo que sucede en la vía se acude a la historia, se dice que a la clase dirigente caucana no le interesa lo que ocurre en los municipios del departamento. Supuestamente el mundo para ellos está en el ombligo de la burocracia de Popayán. Más allá de los quejidos, de las razones y sinrazones que oscurecen la vida hay que mirar el mapa del departamento. Una cuestión elemental es que la capital se encuentra aislada de la costa pacífica. No hay, por ejemplo, carretera entre Popayán y Guapi, ni interés por la isla Gorgona. No se supera la dificultad para llegar al mar… Pero si se trata de la vía hacia el oriente la cuestión es complicada porque hay que pasar por el páramo de difícil tránsito, un camino arduo que se llama carretera, pleno de huecos y dificultades. A su vez, hacia el sur el paso se entorpece por las fallas geológicas, los derrumbes que hacen imposible el tránsito. Y lo peor, la prometida vía por el Estanquillo no deja de ser una buena idea que se encuentra en el horizonte de las promesas que no se encarnan en la realidad.
Bien parece que las cosas no son diferentes en la Ciudad Blanca. El interés se cuaja en la vía Popayán-Cali, aunque el ferrocarril no sólo fue suspendido, sino que también se levantaron los rieles. Ahora bien, respecto a los constantes cierres de la vida debe quedar claro que la interrupción no perjudica al Gobierno nacional, ya que parece que el Estado no llega a estos lares. Además, taponar la vía termina por afectar a la misma capital del Cauca, algunas industrias han dejado la ciudad precisamente por los paros y los desmanes en la carretera. Los perjudicados son el departamento de Nariño, los campesinos productores cercanos a la carretera, los transportadores, pasajeros, pequeños empresarios y también, porque no decir, el comercio internacional.
Silvio E. Avendaño C.