Salamina, rumbo al bicentenario
Señor director:
Arquitectura, historia y poesía hacen de Salamina un paraje inspirador que encumbra el pensamiento, despierta los sentidos y provoca la evocación de quienes recorrimos sus calles cuando la infancia nos regalaba la fantasía de soñar sin las responsabilidades de la edad adulta. Café, orquídeas y una fe incentivada por monseñor Carlos Isaza eran el diario acontecer en ese pedazo de paisaje multicolor desgranado de Antioquia. Hoy se aproxima a su bicentenario, la conocida como “la ciudad luz” de Caldas, en la que, al decir de muchos, la inteligencia era epidemia que competía ferozmente con la nigua jarretera.
Se cuentan entre sus fundadores Fermín López, Pablo López, Manuel López, Juan José Ospina, Carlos Holguín, Nicolás y Antonio Gómez Zuluaga, José Hurtado, José Ignacio Gutiérrez, Nicolás Echeverri; y mujeres como Ana Josefa García, Trinidad Álvarez Mesa, Micaela Delgado y Manuela Villa. El 8 de junio de 1825 se constituyó como municipio, mediante decreto del vicepresidente Francisco de Paula Santander. Las tallas de madera, con diferentes motivos e inspiraciones, instaladas en las casas más tradicionales y antiguas de Salamina, reflejan la huella indeleble del rionegrero maestro Eliseo Tangarife, por quien se guarda un especial reconocimiento.
Especial relevancia siempre ha tenido Salamina a través de la historia y de depender inicialmente del cantón de Sonsón pasó a ser capital del departamento del Sur de Antioquia, impulsada por la pujanza y capacidad de su gente. Poetas, científicos, políticos, religiosos e innumerables profesionales de diversas disciplinas, componen esa pléyade de personajes ilustres que por años siguen dando lustre al terruño.
Hoy, cuando el tiempo le ha añadido al libro 200 páginas más de historia, muchas cosas han cambiado, tal es el caso del desarrollo promisorio y esperanzador de una vocación turística, con todo lo que ello implica, y de una actividad agropecuaria importante que han contribuido a ponerle dinamismo a la economía local. Lo más importante es que se conserva el espíritu emprendedor y dignos representantes de las nuevas generaciones, con mentes brillantes y espíritu aventurero, seguirán las huellas de quienes dejaron un legado, que a todos nos colma de infinito orgullo.
Luis Rubiel Alzate U
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