Muerte en el vaticano
Señor director: 

A los 9 meses de la inesperada muerte del Papa Juan Pablo I (Albino Luciani), quien duró en su pontificado 33 días, se publica en junio de 1979 la novela “muerte en el vaticano”, escrita por Maurice Serral y Max Savigny en la que se mezclan lo imaginario y lo real.  Es elegido Papa Juan Clemente I quien apenas en 2 meses de su pontificado ha mostrado su opción por un socialismo muy cercano al marxismo.  Ha abolido en el vaticano todo lo ceremonial y tradicional, cualquier signo de ostentación y riqueza, y se ha mostrado muy amigo de los oprimidos. Por esto, los poderosos de Europa, políticos, militares, empresarios se han confabulado para asesinarlo en las calles de Roma, durante un desfile. Todo está bien planeado para que por 1ª vez un Papa sea muerto públicamente en medio de la multitud. Llega la hora esperada, marcada en los relojes públicos y privados, sin que el Papa haga su aparición. Una hora después, se sabe la razón de su ausencia en las calles de Roma. El Papa amaneció muerto en su habitación. El hermano Ettore fue a su cuarto a llevarle un café mañanero pero el Papa no respondía a sus llamados, hasta que abriendo la puerta lo encontró muerto en su cama, con un manuscrito, parte en el suelo, que era objeto de su lectura. El hermano Ettore recuerda más tarde que en horas de la noche anterior, cuando le llevaba sus medicinas, el Padre Martello se ofreció a llevarlas , puesto que le iba a entregar al papa un manuscrito suyo para su lectura. El Hermano Ettore a regañadientes le permitió al sacerdote hacer esta diligencia. Ciertamente el Papa, en días anteriores, le había pedido a su antiguo alumno del seminario, quien ahora estaba en la biblioteca vaticana, le permitiera leer su libro en el que narraba los principales hitos de su vida religiosa. Al leerlo, el Papa comenzó a desconocer al Padre Bruno Martello, su alumno, su compañero en Verona cuando era obispo y luego cardenal, ahora su compañero de trabajo en la santa sede. Al final del escrito, Bruno Martello se extrañaba del socialismo del Santo Padre, de sus reformas en la curia, de su compromiso con los más pobres y necesitados. Martello contaba que había recibido una iluminación divina para que sacrificara a su maestro y benefactor, evitando así que la Iglesia perdiera sus tradiciones más firmes e históricas. Y decía que ya había cumplido esta misión, usando un veneno que acompañaba sus medicinas. El Papa al leer esto, sintió terror y su agonía apareció momentos después, cuando trató de buscar ayuda y se desplomó en su cama. Martello entró llorando a despedir a su amigo y benefactor, y cuando se inclinó para besar su frente, recuperó el manuscrito ante el secretario privado y el médico. Esta novela motivó la investigación del británico David Yallop, experto en crímenes no resueltos, quien publicó en 1983 el libro “en nombre de Dios” en el que atribuye el crimen del Papa Juan Pablo I a una logia masónica existente dentro del vaticano que no estaba de acuerdo con las reformas propuestas por el nuevo Papa.
Alirio De Los Ríos Flórez.

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