¿Tomamos en serio lo de impulsar el turismo?
Señor director:
En días recientes acudí al espacio de promoción de los productos artesanales y de comidas del departamento denominado “Origen Caldas” que tiene un local en el edificio de la Licorera, en plena Plaza de Bolívar en Manizales, y mi sorpresa fue mayor, pues es increíble que no acepten medios digitales para el pago. Es decir, los turistas que aparecen por allí no pueden comprar los productos presentados cuando solo tienen unos pesos en efectivo y los antojos no los pueden cancelar con una tarjeta (pues no tienen datáfono) o ni aún con el popular “código QR”. Otro punto que desmejora el servicio es que cuando generalmente los turistas visitan la ciudad, es decir los fines de semana o de puente Emiliani, el local está cerrado. Es necesario buscar medidas para superar estos defectos que no fomentan el turismo. Si el problema es presupuestal, se puede atender inicialmente en media jornada los domingos y/o lunes de fiesta. Pero la falta de medios electrónicos de pago sí es inexcusable.
Joseoscar Jaramillo J.
Discusiones personales que deben ser en privado
Señor director:
-No hay necesidad de tanto micrófono-.
Ambos presidentes: el de Colombia y el de Argentina, se han insultado muy feo. La “cabezitacaliente” es mala consejera. No son discusiones de Estado sino muy personales, íntimamente relacionadas con creencias de cada uno, respecto a si el Estado lo debe dominar todo o el virtuoso juego de las libertades. Son el agua y el aceite, que deben pacíficamente convivir. Las relaciones no se deben dañar. Recordemos que el papa los ha recibido, lo que implica pluralismo del pontífice.
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En la vida se impone, siempre, la prudencia y moderación en el lenguaje, base fundamental de las buenas relaciones interpersonales: que es simiente de paz y cordialidad entre los seres humanos.
Rogelio Vallejo Obando.
Reacción a palabras del presidente Petro
Señor director:
La sabiduría popular afirma que “la verdad duele”.
Sin desconocer la presencia de colombianos honestos en la Policía, debemos reconocer la existencia de verdaderos delincuentes también al interior de la institución. Su mayor falla consiste en que la “seguridad ciudadana” no es su prioridad y de allí surge la falta de credibilidad de la ciudadanía y por tanto, la poca confianza en la institución y en sus procedimientos.
Carlos Díaz Marín