Carta a mi amigo el gobernador
Señor director: 

Regresar a la labor social y recorrer veredas y barrios es tocar el corazón de las realidades en las que viven muchas familias, en especial nuestros niños. Para muchos de ellos estudiar es más que aprender; es alimentarse, no solo de conocimiento, sino garantizar la posibilidad de un desayuno y en algunos casos de un buen almuerzo. Un plato de comida que gracias a políticas públicas como el Plan de Alimentación Escolar (PAE) garantizan el derecho al mínimo vital que deben tener. Escuchar que en Caldas muchos niños disfrutan de este programa no debe llenarnos de alegría porque deberían ser todos. Escuchar que están asegurados casi todos los días del calendario escolar no debe ser motivo de una buena planificación; es un mensaje urgente para atender este proyecto como prioridad. Es comprender que el PAE solo opera los días del calendario escolar, como si los sábados y domingos los niños se olvidaran del hambre, o si los festivos, que celebran tantas familias con la posibilidad de comer y tener un espacio de esparcimiento con sus hijos, son realidades de tristeza para tantos niños que ven un día más sin poder recibir una buena alimentación. 
¿Qué decir entonces de las vacaciones de mitad y final de año, gobernador, amigo, médico humano? No los olvide en este Plan de Desarrollo que construye con cada uno de los municipios. Su huella en este cuatrienio podrá ser esta bandera, que le aseguro será el punto de partida para que los mandatarios que lo sucedan la mantengan. Usted, con sus buenos tratos y el excelente equipo que lo acompaña, tiene la capacidad de buscar las fuentes de financiación pública y de convocar a los sectores empresariales alrededor de lo que debería ser una de las mayores prioridades del departamento: “Un Caldas sin hambre”.
No podrá, para un médico de las calidades humanas suyas, pensar en que su paso como mandatario departamental pueda dejar como resultados las mismas obras de cemento en vías y vivienda de sus antecesores. Su huella debe quedar en aquellos que por muchos años fueron sus pacientes, en las realidades que lo llevaron paralelamente desde su consultorio médico a ingresar en esas turbias aguas de la política en defensa de los más desvalidos, y ¿quién más frágil que nuestros niños, señor Gobernador?
Sergio López Arias, personero de Chinchiná

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