Los planes de desarrollo
 Señor director:
Colombia ha tenido planes nacionales muy serios y efectivos. Es una desvergonzada falacia decir lo contrario.
Las nuevas autoridades ejecutivas de la nación Colombiana, si lo miramos a la luz de un Consejo de Ministros, no pueden olvidar que el país traía un Plan nacional de desarrollo donde existen interesantes proyectos de todo tipo sectorial, que no merecerían el borrón y cuenta nueva. Todos los participantes en los Diálogos Vinculantes deben estar también muy atentos con los próximos planes de desarrollo de las entidades territoriales, que todas traen sus ordenamientos en ese sentido. Lo anterior para decir que el país no nació ayer. Lleva una importante trayectoria con sus planes nacionales que a su interior han tenido valiosas estrategias para que la economía funcione siempre mejor en sus resultados económico-sociales. Decir que en Colombia todo es malo y perverso es la desafortunada falacia de la que hacen uso espíritus nada comprometidos con la convivencia pacífica y la paz, además capturados por el complejo de Adán. El renovado Congreso tampoco puede olvidar lo supradicho.
Lo que sí es claro y de veras interesante es que los Diálogos Vinculantes, generan valiosa colección de proyectos sectoriales, que sin duda van a formar parte de los planes de desarrollo de departamentos y municipios, así como de entidades territoriales indígenas, en el período 2024-2027. En esto debe hacer claridad el gobierno a las comunidades, porque la infinidad de proyectos e ideas que se gestan en los Diálogos Vinculantes no caben todos en el plan nacional. Para eso existen los de las entidades territoriales, que en variada proporción reciben apoyo financiero de los Ministerios y sus entidades adscritas.
Rogelio Vallejo Obando

En el itinerario de nuestra vida
Señor director:
Así, como cuando conducimos un vehículo por la vía, debemos guiar nuestro ser por la senda de la vida. Sabiendo cuando marchar, cuando detenernos, cuando acelerar el paso. Evitando en lo mejor posible los malos caminos, los trayectos peligrosos; eludiendo los abismos y los senderos que pudieran conducirnos a nuestra perdición.
Diego Osorio Ramírez

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