Condolencias
Señor director:

El Consejo de Redacción de Caldas lamenta profundamente el fallecimiento ocurrido recientemente en Bogotá del destacado jurista caldense Uriel Gómez Ceballos, quien tuvo una brillante trayectoria al servicio de la Rama Judicial. A lo largo de su ejercicio profesional, como juez y magistrado, se distinguió por su denodado afán de servicio a la comunidad, especialmente a la clase trabajadora del departamento. Fue uno de los fundadores de Asonal Judicial de Caldas, desde donde libró constantes batallas en favor de funcionarios y empleados de la justicia.
Le hace llegar a su hermano dr. Óscar Gómez Ceballos, a su hija la colega Juanita Gómez y a su distinguida familia, su más sentida voz de acompañamiento y condolencia.
Firman miembros de Consejo de Redacción de Caldas, Unión informativa caldense.

El país del sangrando corazón
Señor director:

Poco opino sobre el acontecer político, pero hoy quiero expresar mi punto de vista, aclarando que no soy petrista, subversivo o como me quieran llamar. Llevamos 531 años de esclavitud, inicialmente sometidos a un régimen que aniquiló de manera inmisericorde todo lo que no fuese afín a sus intereses maquiavélicos y vandálicos, llegando hasta el exterminio de nuestros ancestros, creencias y costumbres. Se logra una supuesta independencia, que no pasó sino a ser un sofisma de distracción, pues quienes en ella participaron nos tiñeron la cara de rojo y azul, de acuerdo a sus intereses particulares y de algunos otros aristócratas de la época, que como siempre algo aportaron para llevar a cabo semejantes gestas, reclamando para sí la mayor tajada. 
Desde entonces el país quedó en manos de 10 o 20 familias, que tomaron posesión de todo y entre ellos mismos se repartieron la marrana. Así no más. Llevamos 205 años bajo este yugo, en desmedro del pueblo, y cuando este empieza a dar muestras de cansancio y jartera de tanto atropello, de tanta injusticia social, salen a buscar a quién cargarle la responsabilidad de sus fechorías o a quién achacar esa culpabilidad de tal desvergüenza; siendo tan bajo su proceder que hasta hace algunos años todo aquel que mostrara la más mínima posibilidad de llegar a dirigir los destinos del país, y que no perteneciera a esa misma caterva, simplemente era asesinado, para no ponernos a maquillar nada. 
El pueblo se cansó y fue acumulando y acumulando muertes de insignes hombres que podrían haber desarrollado excelentes gobiernos en pro de las masas y de las clases menos favorecidas. En esa misma lucha el pueblo nunca bajó la guardia y llorando sobre los cadáveres de esos prohombres surgían nuevas figuras, dispuestas a recoger las banderas de los inmolados, en procura de lograr un mejor vivir de la clase popular. Por primera vez llega a dirigir las riendas del país un hombre  untado de pueblo, que ha querido hacer algunas cosas en favor de las clases más vulnerables y que por supuesto se ven truncadas por afectar intereses malsanos de una clase dirigente empotrada en las más altas esferas de la dirigencia nacional.  La llegada del señor Gustavo Petro Urrego al Palacio de Nariño es un plan orquestado por esa misma clase dirigente, viendo lo que se les venía encima, y qué mejor que este para endilgarle toda la problemática que afecta al pueblo colombiano, que estaba cubierto por un manto de impunidad y corrupción que ellos mismos orquestaban desde los entes de bolsillo que supuestamente crearon para favorecer los intereses del vulgo. 
Con tan mala suerte que la torta se les está volteando; así no más, gran cantidad de organismos internacionales tienen la mira puesta en innumerables ollas podridas que se han venido destapando y que no dejan muy bien parados a quienes nos han mantenido sometidos por más de 200 años. 
Me cansé. Acepto madrazos y opiniones en contrario. 
Francisco Alberto Henao Carmona

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