Aeropuerto del Café
Señor Director

Cuántos viajes perdidos al aeropuerto La Nubia para despachar parientes o amigos a otras ciudades para cumplir un itinerario previamente convenido con la aerolínea que, no obstante, se aplazaba una y otra hora para que al final de la tarde, una voz alta nos dijera que el vuelo se haría al día siguiente para de nuevo repetir la historia ofreciendo como alternativa conducirnos a la ciudad de Pereira, más si algún trancón -nada raro- impedía cumplir con exactitud el horario, recibir allí la noticia de que nuestro vuelo ya quedaba para el último vuelo nocturno.
Y cuántos eventos locales programados con inclusión de profesores externos sufrían un drama parecido con la misma razón básica del cierre aeroportuario local, cancelación del conferencista y el amargo sabor de una ciudad importante que solo ofrece desplazamientos terrestres con nuevas contingencias cuando hay que atravesar montañas. Y qué decir cuando de posibles inversionistas se trata.
Cuántas empresas o industrias quisieran hacer sus eventos administrativos anuales en nuestra ciudad y cuántas giras turísticas desearían programar ante los atractivos que ofrece nuestra región frustrados ante tanta incertidumbre para el desplazamiento. Aerocafé es una necesidad impostergable, más cuando desde 1937 se clama y se reclama, cuando en ese periodo nos pasaron, ahí sí, por encima de pueblos y ciudades que contaron con mejor suerte y porqué no decirlo, en el caso del gobierno del dr. Juan Manuel Santos se hicieron o se ampliaron 60 aeropuertos de ciudades grandes y pequeñas que también se lo merecen, pero Manizales y sus gentes que con arrojo sembraron de café estas montañas, que apalancan con las divisas producidas el desarrollo del país, debe por lo menos contar con igual o mejor suerte.
Me pregunto si no habrá llegado ya la hora de contar con nuestro aeropuerto, máxime cuando ya se han cumplido todas las etapas previas de estudios de factibilidad, de suelos y hasta de los vientos y contamos con patrimonio autónomo suficiente por ahora.
No nos pueden seguir endilgando malversaciones del pasado, de las cuales se debería encargar la justicia y con pena hay que reconocerlo el país se hubiera convertido en estatua de sal si los hechos de corrupción que campean por todas partes hubiesen paralizado obras públicas como las vías y programas tan necesarios como el de la alimentación infantil.
El tema del aeropuerto es obligada discusión favorable en las tertulias profesionales, en las apacibles reuniones familiares, todos en Manizales tenemos claro y apoyamos con nuestro aliento este proyecto tan definitivo para la mejor evolución de nuestro desarrollo y progreso.
Jahír Giraldo González

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