Mensaje a la Presidencia del Once Caldas
Señor director:
Agradezco la amabilidad de su respetable medio para enviar un mensaje al responsable del Once Caldas.
Escribo como hincha de mi equipo del alma, de nuestro Once Caldas. Hincha de corazón tan blanco, como otros miles de leales abonados anuales. Interpreto a muchos otros colegas de tribuna, si digo que hace unos diez años estuvimos muy agradecidos con los que salvaron al equipo, literalmente, de desaparecer.
Pero ya ha pasado mucho tiempo bajo la “nueva” administración, y en verdad, queda claro que su gestión deportiva es vergonzosa y lamentable, por decirlo de manera suave. Ya es hora de que entienda la presidencia del equipo que el fútbol debe ir mucho más allá de hacer plata. Claro, hacer utilidades en una empresa no solo es un derecho sino un deber, para que sea sostenible y crezca. Bienvenidas las ganancias que el equipo le ha permitido a sus accionistas.
Sin embargo, las buenas empresas no existen solo para hacer dinero. Tienen un para qué. “Entregar comida saludable”, por ejemplo, es el propósito de una muy conocida empresa de los EUA; “proteger y mejorar la vida humana”, es la de una reconocida farmacéutica. ¿Cuál es el propósito del Once Caldas hoy?” ¿No descender, si acaso? O, ¿es solo “hacer plata” para sus dueños? Vergonzoso.
La presidencia del Once me recuerda la afirmación del historiador Huge Thomas sobre el espíritu de los primeros conquistadores: “solo los mueve el deseo de conseguir oro o cualquier otro tipo de riqueza. Subordinan el honor [y] la moralidad... a este fin”. Pero las empresas futbolísticas, señor administrador de mi equipo del alma, tienen el deber de producir también rentabilidad social.
La esencia del fútbol es la pasión. No solo la pasión de los hinchas por su equipo, sino la de los equipos por ganar. Pero el Once de los últimos años a lo único que no aspira es a ganar; solo busca vender jugadores baratos y rápido, muy jóvenes. No hay un proceso, ni una identidad futbolística. No existe ambición deportiva.
Como decía Javier Marías, “si perder o ganar un partido no se vive como un acto crucial..., que afecta al pasado, al presente y al futuro, a la dignidad y a la decencia”, ¿entonces para qué?, agrego yo. “El fútbol es el circo de nuestros días, pero también el teatro. Ha de ser emoción, temor y temblor, desolación o euforia”.
Presidente, devuélvanos la emoción. Construya un equipo digno, decente con los hinchas y con el fútbol mismo. El honor, no solo la plata, también es un referente de la vida.
Cordialmente,
Exgob.
A la muerte de un poeta
Señor director:
Gustavo Loaiza Loaiza, Anserma su tierra natal
Y el poeta cerró sus ojos
para irse a vivir
en la profunda oscuridad
de su silencio.
Al poeta se le durmieron sus alas
dejando de volar
para hundirse
en las aguas profundas
de un insondable y profundo mar
cargado de silencios y metáforas.
El poeta hundió sus maíces
en la profundidad de su nostalgia
para sembrar un eterno mundo
cargado de paradójicas remembranzas.
La tristeza fue su compañera,
su colega en la oscuridad de su bohemia,
su mùsica de ayeres trasnochados
inundaron su torrente de romanticismo
para saludar a las mañanas tempraneras
con adioses desvencijados, despidiendo
noches con el nèctar sublime de cantos
que mueren silentes diciendo adiós
a las tinieblas .
Su cascada de versos,
se posa como brisas frescas
en el altar sublime de su grandeza
para inundar con sueños y con soles
la belleza inefable de sus poemas.
Le dijo adiós a su soledad,
a su nostalgia, a su silencio.
Quemó sus naves con el ardor
de sus pupilas y se marchó
sin decir adiós por el camino
ignoto cercado de misterios.
Cerrò las puertas de su alma
para entrar a vivir eternamente
en el èter sublime de su grandeza.
Los poetas no mueren :
Viven inmarcesiblemente
en cada uno de sus versos,
en cada uno de sus poemas
en el mundo maravilloso
de su ingenio creativo.
Duerme poeta, duerme
ese es tu mundo…vive eternamente
Cordialmente
Elceario de J. Arias Aristizàbal