Lápidas con fotos
Señor director:
Las mostró y explicó Darío Augusto en la edición del 6 de noviembre. Es lo último en guarachas, la moda de la postmodernidad. Puro esnobismo y lobería; el doctor Alberto Casas lo calificaría de “frondio”, y este servidor lo considera más ordinario que un yogur de yuca. ¡Qué gusto tan plancho!, sin tris de estética. ¿Cultura? Más bien, miseria.
Si mis restos mortales han de ser identificados con una lápida de ese estilo, prefiero que “no me entierren en sagrado, / entiérrenme en un potrero / donde me trille el ganado”. O como en la canción del Oeste: Please, bury me in the lone prairie (Por favor, entiérrenme en la pradera solitaria).
Atentamente,
Don Cecilio
*** Todos tenemos la obligación de ser agentes de paz ***
Es claro que las manifestaciones públicas de cualquier índole, tienen que ser pacíficas y sin ningún tipo de violencia contra personas y patrimonios. Es claro también que muchas de ellas han sido infiltradas por indecentes que arman camorras graves y sanguinarias contra la fuerza pública. A ese tipo de desubicados y malcriados, hay que focalizarlos para capturarlos y condenarlos por dañinos y alteradores de la paz pública. A Colombia la estamos dejando que se descuaderne, como lo díria el grande Carlos Lleras.
Nada nos ganamos con cambiarle de nombre al Esmad y darle nuevos colores a los uniformes y tanquetas, si El Estado no se pone serio y riguroso para hacerle frente con la debida legalidad, a la serie de desadaptados, que por todo el país atentan contra las familias, la economía y la convivencia pacífica. El Estado no se puede poner con laxitudes “y cuentos de cariño” ante los violentos. La Constitución hay que hacerla respetar. Todos, sin excepción de ningún tipo, debemos ser sembradores y promotores de paz.
Rogelio vallejo obando
En Memoria Ángela Cristina Ramírez Duque: Mi Angeliya inolvidable.
Señor director:
A legría y amor; perseverancia, donación y servicio fueron los dones que adornaron tu vida.
Nada pudo vencer tu alma impetuosa y firme, sin temores ni miedos.
Guerrera indestructible que supiste enfrentar con valor admirable los tropiezos y enseñarnos a través de tu ejemplo, que si ponemos sonrisas a la vida llegaremos muy lejos.
Llama que no se apaga será tu obra de donación y amor que recordaremos por siempre y A tu memoria levantaremos oraciones al cielo. Continuaràs, muy cerquita al corazón en la imborrable impronta que dejaste.
Rodeada de Gracia y desde el cielo seguirás inundando de risas y de amor nuestro camino.
I ndeleble quedará tu nombre como un reconocimiento a tus huellas, Senderos que dejaste trazados a través de tus pasos seguros, llenos de fortaleza y de excelencia.
T u corazón inmenso solo abrigó lo bueno y fue dejando motivos suficientes para quererte tanto.
I nfinitas razones tiene el cielo para estar hoy de fiesta, mientras que aquí nosotros, sentimos que No te has ido, que solo llegaste allí a recoger el premio que Dios en un abrazo te entregó con A mor, ese amor que fue guía de tus sueños, de tu vida de honor que hoy agradecemos.
María Celmira Toro Martínez