Gaza y la biblia

Señor director:

La denominación geográfica “Palestina” se deriva del término hebreo filistim, que se traduce por “filisteos”. Los filisteos fueron enemigos de los israelitas en la época de los Jueces y del rey Saúl, según los relatos del Antiguo Testamento recogidos en el sagrado libro de los Jueces y en los dos  de Samuel.

Pues bien, los filisteos habitaban en la Pentápolis Filistea, cinco ciudades vecinas: Asdod (Ashdod), Ascalón (Ashkelon), Gat, Ecrón o Acarón, y Gaza. Esta última es la ciudad situada en la tristemente célebre Franja de Gaza, que al momento de escribir el presenta artículo sufre el ataque de las Fuerzas de Defensa de Israel, en guerra contra el fanático Hamás, grupo islamista palestino que pretende destruir al Estado judío.  

Sansón y Gaza

El capítulo 16 del libro de los Jueces narra lo que le  aconteció en Gaza a Sansón, juez israelita de fuerza descomunal. Sansón “arrancó las puertas de la ciudad junto con sus pilares y su tranca, y echándose todo ello al hombro se lo llevó a lo alto del monte que está frente a Hebrón” (versículo 3). Desde Gaza, que se encontraba -y se encuentra- en la llanura (la Shefelá) casi al nivel del mar, hasta Hebrón, situada en las montañas de Judá, hay unos 70 kilómetros de distancia, según dice una nota de la Biblia de Estudio “Dios habla hoy”.

Los filisteos apresaron al caudillo, lo encarcelaron, lo sujetaron con cadenas de bronce y lo pusieron a moler en el molino de la cárcel; luego lo llevaron al templo del dios Dagón para divertirse a costa de Sansón, a quien le habían sacado los ojos. Allá en Gaza, en el templo de Dagón, Sansón se apoyó en las dos columnas principales y “entonces empujó con toda su fuerza, y el templo se derrumbó sobre los jefes de los filisteos y sobre todos los que estaban allí. Fueron más los que mató Sansón al morir, que los que había matado en toda su vida” (Jueces 16, 30). La película “Sansón y Dalila” presenta estos acontecimientos en forma espectacular.

La Sagrada Familia y Gaza

Había un solo camino entre Belén de Judea y Egipto, una vía que partía de Jerusalén, pasaba por Belén y bajaba a la Shefelá, la llanura costera donde se asienta Gaza, paso prácticamente obligado para llegar al valle del Nilo, o por lo menos a algún asentamiento en el norte de la península del Sinaí. Cuando el rey Herodes el Grande (grande en construcciones y en maldad) determinó matar a  los niños de Belén para que en esa matanza cayera el Mesías, el ángel del Señor avisó en sueños a San José para que huyera con Jesús y María a Egipto. Seguramente hicieron posada en Gaza, uno o varios días. Y cuando murió Herodes, de nuevo el ángel avisó en sueños a José para que regresara con la Virgen y el Niño a la Tierra Santa. Con toda probabilidad hicieron otra vez estación en Gaza. 

Puede leerse con provecho lo correspondiente en el capítulo 2 del Evangelio según San Mateo.

El eunuco etíope y Gaza

El libro neotestamentario de los Hechos de los Apóstoles atestigua, en el capítulo 8, versículos 26 y siguientes, el bautizo del alto funcionario de la candace, la reina de Etiopía, intendente del tesoro real (hoy diríamos ministro de Hacienda), que pidió el sacramento del Bautismo al diácono Felipe. “Un ángel del Señor le dijo a Felipe: ´Levántate y vete al sur, por el camino de Jerusalén a Gaza´. Este camino pasa por el desierto. Felipe se levantó y se fue; y en el camino se encontró con un hombre de Etiopía (…), el cual había ido a Jerusalén a adorar a Dios”.  Nada de raro tendría que este personaje, importantísimo en su país, hubiera sido el primer cristiano de Etiopía, después de haber sido uno de los etíopes  simpatizantes del judaísmo, uno de esos “temerosos de Dios” o “adoradores de Dios”, mencionados en el Nuevo Testamento. Todavía más, el eunuco ministro de Economía pudo haber sido el padre de los coptos, los cristianos etíopes y egipcios. En este último y magno suceso, la ciudad de Gaza aparece de refilón, “a parte percipientis”, por parte del que recibió el Bautismo y que a todas veras hizo escala dos veces en la ahora superpoblada y martirizada ciudad de la Franja, la cárcel a cielo abierto más grande del planeta, confinada por Israel y Egipto, secuestrada y rehén del siniestro Hamás.

Pidamos, con una de las plegarias eucarísticas que la Iglesia ofrece para diversas circunstancias, que la indulgencia se imponga sobre la venganza israelí y que los justos no corran la suerte de los pecadores ni tengan que pagar por las atrocidades de estos.

Manizales, 15 de octubre de 2023

Jaime Pinzón M., pbro.

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