La “Augusta Trinidad” de la filosofía y la “Beatísima Trinidad” de la música
Señor director:
Partamos de esta gran verdad enseñada por Beethoven: la música es un conocimiento y una vivencia más altos que la filosofía. La filosofía, “ancilla theologiae”, sierva de la teología, es también, en cierto sentido, “ancilla musicae”. La trinidad filosófica
Esta tríada se impone no solamente en la época de la Grecia clásica sino además en todas las épocas.
El Padre es Aristocles (Platón), el Hijo es el Maestro Aristóteles, el Espíritu Santo es Sócrates.
Sócrates, maestro del que tenía buena espalda y anchos hombros, como platos; Platón, maestro de Aristóteles; Aristóteles, maestro o preceptor de… Alejandro Magno.
Sócrates no fue discípulo de los presocráticos, así lleven estos el nombre del pensador, santo, héroe y mártir ateniense (los últimos tres epítetos por la dignísima entereza que demostró en su muerte); lo que sí llevó a cabo fue el combate contra los sofistas, y a fe que obtuvo la victoria. Estas tres “divinas personas” se reparten en paz y sosiego los atributos trascendentales del ser, “desta la siguiente manera” -como diría el Manco de Lepanto, don Miguel de Una Mano-: el Estagirita (Aristo) la Verdad, Sócrates la Bondad, el Divino la Belleza. A propósito, Aristocles Plato sostenía que uno se enamora primero de los cuerpos bellos, luego de las almas bellas, finalmente de las virtudes, la principal de las cuales es… se me olvidó.
La trinidad musical
El padre Alfred Morin, franco-canadiense, segundo rector sulpiciano del Seminario Mayor de Manizales, graduado en Sagrada Escritura en la Escuela Bíblica de Jerusalén, historiador de la Iglesia (escribió la Historia de la Iglesia de Panamá, época del Descubrimiento y Conquista), el mejor calígrafo del mundo, me dijo -pero no en 1950 sino en el decenio de los noventa-, una vez que notó que este servidor preparaba clase escuchando (más precisamente, oyendo, porque estaba concentrado en el estudio de la asignatura) música de los grandes compositores, que en el cielo se oye la música de Mozart, pero que cuando el Padre celestial está solo, entonces escucha a Bach.
Juan Sebastián es el Padre, Mozart es el Hijo, Beethoven es el Espíritu Santo. O, para variar, el Hijo es el genio de Bonn y el Espíritu Santo es el niño prodigio.
Y esto es todo por hoy, nada más por el momento.
Manizales, 9 de agosto de 2023, día de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (en el mundo Edith Stein), virgen y mártir, copatrona de Europa
Don Cecilio Rojas
De la Tierra a la Luna
Señor director:
Ocurrente y graciosa la columna de Óscar Domínguez que leímos el 10 de agosto. Es un genio el amigo Óscar.
La perrita Laika no orbitó alrededor de la Luna sino alrededor de la Tierra. Lo hizo a bordo de un Sputnik (“compañero de viaje”) el 3 de noviembre de 1957. Ese satélite artificial soviético fue su tumba y ataúd, pues al no poder regresar al planeta, la última comida le sirvió de “eutanasia inducida”.
Dice el joven Domínguez que “un bípedo, también soviético, Yuri Gagarin, a bordo del Sputnik II, en abril 12-61, había seguido los pasos de Laika, lo que puso a sacar pecho a su jefe Nikita Kruschev”. El cosmonauta fue el primer hombre en orbitar desde el espacio. Dijo que no había visto a Dios; ¡qué inocente!
Atentamente,
Lector