Vivir utopias
Señor director:
Encontré una frase que inmediatamente anoté pues me llamó mucho la atención: “Si no hablas de lo que vives, no conectas con el lector”, Marta Rózpide, periodista española. Claro que la frase más acorde a su contexto es” si no escribes de lo que vives, no conectas con el lector”. Y enseguida, hallé otra frase que también anoté: “la utopía puede ser veneno pero es también algo bello como un perfume”, Emma Riverola, escritora española, autora de la novela “Metamorphosis”. En la portada del libro aparece un dibujo fascinante: una rama de cerezo con Aquiles morpho, de la cual se puede elaborar perfumes o venenos.
Y en la relación que mi subjetividad estableció entre esas 2 oraciones: escribir de lo que vives, y utopía como veneno o perfume, me surgió un recuerdo y una realidad vivencial de mi interioridad. Una pregunta que en algunas ocasiones hice a mis alumnos en las clases: por qué razón serías capaz de dar la vida. Por defender una idea, un símbolo, un principio, una cosa, una persona? Cuál? Por quiénes (personas con nombre y apellido) crees que serías capaz de dar tu vida? Creo que esta pregunta ubica a quien la quiere responder en una situación utópica. “Yo, muriendo conscientemente por esta persona, idea, principio”. Es como tomar un veneno?... O es una acción que me huele bien como un perfume?. Las respuestas de los estudiantes, la mayoría, se ubicaron únicamente en capacidad de dar la vida por algunas personas: madres y padres. De pronto hermanos y hermanas. Nadie planteó la posibilidad de hacerlo por una idea, un principio, un símbolo. Por ejemplo: un Cristo que te piden escupir, pisotear.
Lo harían porque es más importante la vida que dicha imagen o ícono, dijo la mayoría. Yo les decía: si alguien llega aquí al salón con un arma y me amenaza de muerte si no escupo o pateo el crucifijo, yo ni escupo ni pateo el Cristo. Creo que soy capaz de dar la vida por este símbolo. Además, no lo dudo de ninguna manera, por mis hijos y mis nietos.
La real utopía en nuestra querida Colombia actual es la humanización, o sea, el respeto por la vida de los seres humanos, renunciando a las armas, a la violencia, al dinero, a la economía deshonesta, al narcotráfico, a la corrupción, a la politiquería. Tantos colombianos dando la vida por situaciones que no valen la pena y que son veneno: drogas, negocios sucios, territorios. Muchos colombianos prefieren el veneno (muerte violenta) que el perfume (vida con amor y hermandad). Siente, en verdad, que cada hombre y cada mujer con los que te encuentras a diario en el trajinar de un día, es tu hermano, tu hermana, tu hijo, tu hija, tu padre, tu madre. Dar la vida y respetarla es para muchos colombianos abandonar la avaricia, el poder, el deseo de bienes y riqueza, la sucia política. Recuerda siempre, querido lector, que la dignidad humana no es utopía; es la realidad..
Alirio De Los Ríos Flórez.
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