Nostalgia epistolar
Señor director: 

En el artículo “una carta para su hijo” invité a padres de familia, en inicio de año escolar, a escribirla y llevar a sus hijos a plantear cuál es su proyecto de vida. ¿Quién podría contar hoy  haber escrito ha poco  una carta de amor, amistad, familiar?. Da la impresión que la carta  muere por las nuevas formas de comunicación (celular).
Hallé en libreta materna 9 cartas que envié desde el seminario Ibagué, entre 1963-1972. Esto le decía a mi madre: “hay un concurso de cuentos, y yo hice 2 para participar: “Y aparece el sol” y “obsesión rascacielos”. Hay 3 premios: $ 1000, $ 500 y $ 200. Voy a enviar uno para que lo lleves a “La patria” a ver si lo publican en el suplemento literario. Además de las clases de sociología de la educación en instituto Ibagué, estoy dictando 2 horas de sicología en un colegio. Me pagan $ 40 por las 2 horas. El encuentro de seminaristas el año pasado fue en Villahermosa; este año es en una hacienda entre Armenia y Calarcá. El seminario está en las finales de básquet, del cual yo formo parte. Ya ganamos el 1er partido. Estoy aprendiendo a manejar carro  en un “simca” de una amiga sicóloga. Su familia me invitó 2 días a su finca.  En estos días no he despertado a las 4 y 55 am sino que me tienen que tocar la puerta. Un día aún estaba acostado y ya todos iban para la capilla. Pidieron el libro “la iglesia en oración” cuesta $ 130”.
1963 el cantante Oscar Agudelo compone “la cama vacía” que es una última carta: “Querido amigo quisiera que al recibir la presente estés bien. De mi parte mal pudiera decirte que estoy mejor, al contrario, soy un pobre esqueleto que a mí mismo me da horror. La carta es para decirte. Ven hacerme compañía vos que tanto me quisiste. Estoy tan solo que lloro sin contenerme, de tantos amigos míos ninguno ha venido a verme, pues veo que esta llamada amistad es tan solo una ilusión. Cuando uno está en condición tiene amigos a granel, pero si mi destino es cruel, vemos que todo es mentira y no hay amigo fiel. Aquí ya me despido. Recibe un abrazo de quien tanto te ha querido. A tu mamá mis recuerdos dale, vos que la tenés cuidadla, si supieras cuánto vale”. 1972 Raphael compone: “a veces llegan cartas, con sabor amargo y a lágrimas, con olor a espinas que no son románticas; que te dicen que al estar tan lejos todo es diferente; que te hablan de que en la distancia el amor se muere. A veces llegan cartas con sabor a gloria, llenas de esperanza, con olor a rosas que sí son fantásticas, que te dicen que regreses pronto que desean verte, que te hablan de  que en la distancia el cariño crece”. Y Serrat, en “Lucía” 1971, expresa la muerte de la carta: “esta canción, Lucia, es una bella historia. Es una carta de amor que se lleva el viento, pintado en mi voz, a ninguna parte a ningún buzón”. En vida hermano. Querido lector. Lo invito a escribir una carta a alguien de su contexto emocional. Y expresarle lo mejor de ti para él-ella, con amistad, amor, lazo  familiar
 Alirio De Los Ríos Flórez.

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