Las “firmas” y la administración pública
Señor director:

La democracia, en ningún lugar del orbe, se puede convertir en democraterismo, asuntillo que la puede llevar a una perfecta desorganización con altas posibilidades de llegar a los tristes espacios de la oclocracia. Lo de “las firmas” para inscribir candidatos a gobernaciones, alcaldías, concejos, asambleas lo que están logrando es acabar con la institucionalidad y seriedad de los partidos, a los cuales hoy en día nadie respeta. La democracia en Colombia requiere seria ordenación, porque hoy se detecta abierta anarquía; tanto es así que las listas cerradas se están desvirtuando. La preferente está tomando más fuerza virtuosa, eso sí con partidos que sean respetados por todos los ciudadanos. En evidente vínculo con lo expresado, vienen sentimientos y prédicas del grande hombre de Estado, presidente Carlos Lleras Restrepo, quien siempre respetó y enalteció a la administración de lo público. En su discurso de posesión fue claro y perentorio: “A los funcionarios y empleados se les demandará celoso cuidado en el desempeño de sus cargos; honestidad y delicadeza intachables; consideración y respeto para los ciudadanos; preparación, disciplina y fervor...Ninguna consideración personal o política debe obstaculizar el éxito de ese desempeño.”
Todos los que ofician en el sector público deben concienciar el mandato de un presidente fuera de serie, que amó profundamente el servicio público ...  a la Patria.
Rogelio Vallejo Obando

Cuando la bondad sobrepasa la vida.
En memoria de Alberto Duque Murillo
Señor director:

3 de marzo de 2022 día en el que este ilustre educador marchó al cielo a continuar su misión de enseñar a través de su vida de honor que hoy enaltecemos.
Basta haberlo conocido para afirmar que hay seres como él, llenos de luz, que se convierten en un tesoro inacabable de nunca olvidar.
Un hombre excesivamente bueno y noble que nos dejó lecciones irrepetibles solo posibles en ese mundo limpio y transparente de su obra de ejemplo.
Cómo no recordar su extrema prudencia y generosidad, sus cortas pero sabias palabras llenas de enseñanzas y de historias improntadas en la grandeza de su alma, en la pulcritud de su presencia y de su actuar.
El cielo era su lugar porque su vivir sólo fue amor, serenidad y entrega.
Paz, mucha paz para este ser tan especial y querido.
Maria Celmira Toro Martinez

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