Las recompensas por delación
Señor director:
Frente a la ola de crímenes que a diario se presentan en el país, y ante los inmediatos ofrecimientos por parte de las autoridades de cuantiosas recompensas a quien suministre información sobre los victimarios me ha surgido una inquietud: ¿no será que esta práctica, que es legal, puede haberse convertido en otra fuente de ingresos ilícitos para los antisociales y, al mismo tiempo, otra forma de desangre del erario?
Pienso en la posibilidad de que dentro de la inteligencia para el mal que a tantos caracteriza, los miembros de una banda criminal convengan entre sí la comisión de algún delito grave para, ante la lenidad de la justicia y el cúmulo de gabelas que la ley penal otorga a los delincuentes, proceder ellos mismos o a través de sus cómplices a desvelar ante las autoridades al autor material del hecho para abrir el camino hacia la reclamación de las millonarias recompensas. ¿O será demasiada suspicacia?
Es que $100.000.000, por ejemplo, es una astronómica suma que puede despertar la codicia de muchos , y que pueden los maleantes percibir fácilmente y en forma muy rápida sin despertar sospechas y sin sufrir consecuencias de importancia, puesto que al fin y al cabo se trata de gentes enseñadas a vivir en conflictos legales y a convertir en hábitat natural las cárceles y las prisiones. Además, con tan altas cantidades de dinero van a tener asegurados por un buen tiempo el bienestar de los compinches y el del propio delatado, con la convicción de que su arresto va a ser corto, o por falta de pruebas, por vencimiento de términos o por los mismos beneficios legales que llenan las páginas de los códigos punitivos. Más ejemplos podrían darse sobre el tema.
Se ha discutido también sobre una incongruencia de orden filosófico social y jurídico en un Estado Social de Derecho como el que se predica en Colombia, máxime cuando se está convirtiendo en fuente de ingresos un deber ciudadano como el que establece el artículo 95 de la Constitución Nacional en su numeral 7: “Colaborar para el buen funcionamiento de la administración de la justicia”. Pero, en fin: “Doctores tiene la Santa Madre Iglesia que os sabrán responder”.
De todas maneras, como “es mejor prevenir que tener que lamentar”, bueno y necesario es que las autoridades sean lo más cuidadosas posible antes de entregar recompensas, no sea que el hampa o hasta algún funcionario deshonesto, que los hay tanto en este Colombia corrupto, estén haciendo su agosto con los fondos estatales.
Atentamente,
Manuel Galindo A.
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