El líder
Señor director:
No sé qué tanta razón le asista al columnista de los viernes en este diario respecto de la corrupción que reina según él en la Alcaldía de la ciudad de Manizales. Me hace dudar el hecho de que la justicia no ha actuado lo que puede deberse bien a falta de denuncia o a la carencia de fundamento. Es que ni siquiera se habla de hacer alguna averiguación bien sea por los órganos de control -que nada controlan excepto al opositor- o de quien investiga los delitos. Pero la ciudad si está fea, llena de huecos, horriblemente gestionada, con un centro en total deterioro y sin objetivos. Se muestran como realizaciones lo que son proyectos que están mal planificados, si lo están, de modo que no inician, inician mal, no fluyen, se atrancan. Años para una calle de cien metros, increíble.
La reflexión a la que invitan sobre los candidatos es válida. Quienes tenemos años encima podemos medir el deterioro de las figuras públicas. Algo viene de don Ernesto Gutiérrez Arango o don Alberto Mendoza Hoyosa a lo presente. De prohombres que estaban en ello porque amaban la ciudad, a pequeños individuos que están porque se la encuentran ambiciosos de poder para sí o para su familia. La Alcaldía de meta pasó a trampolín. Tampoco es un gerente lo que requiere una ciudad. Un gobernante es distinto de un gerente, aunque por supuesto algunas de las dotes que se requieren en este aplican a aquel. Es un líder con conocimiento del pasado, sentido del presente y visión de futuro.
No tiene que exhibir logros académicos sino tener dotes ejecutivas y capacidad de conformar un equipo de trabajo estable, no de marionetas mutantes a su capricho del día a día, organizarlo y ponerlo a tirar para el mismo lado, generando el apoyo y la comprensión ciudadana. Este individuo no surgirá. hay que buscarlo, hay que rogarle si toca, se sabe que existe, se conoce quien puede ser, pero con razón se retrae. ¿Quién se mide a esa leonera?
Luis Fernando Gutiérrez-Cardona
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