Desastrado y desastroso
 Señor director:

 No pocos periodistas y columnistas (no me refiero específicamente a La Patria) piensan que por haber estudiado comunicación social o haber conseguido título universitario de alguna carrera están en capacidad de escribir o de hablar correctamente en los medios. Alguien me comentó que esos estudios no suplen la ignorancia de las normas del idioma en el cual hablan o escriben. Mientras en los colegios sigan enseñando Cien años de soledad o las obras de Ernesto Sábato en vez de enseñar los elementos de la lengua, el abecé de la gramática, estamos perdidos.
 Atentamente,
Don Cecilio

¿De qué nos asustamos?
Señor director:

 Que una niña fue violada por su propio padre. Que un niño fue brutalmente castigado por sus progenitores. Que una niña de 10, 12 años quedó en embarazo. Que los menores de edad se están suicidando. En fin, aquí nos podríamos quedar citando malos ejemplos, mas no es el caso. Analicemos causas y pongamos remedios.
 ¿De qué nos asustamos, si los dirigentes nuestros expiden una Constitución y unas leyes que no pasan de ser letra muerta?
¿De qué nos asustamos, si los gobiernos no dan la cobertura suficiente para que ningún niño se quede sin estudio?
¿De qué nos asustamos, si los que tienen el poder económico no generan el empleo que en conciencia deben dar?
¿De qué nos asustamos, si los padres de familia y los maestros, damos mal ejemplo?
¿De qué nos asustamos, si los pastores religiosos y los políticos, otrora jefes de las comunidades, que se preocupaban del bienestar social, hoy la preocupación es su comodidad y su bolsillo?
De qué nos asustamos, si a la educación le quitaron el muro de separación de sexos. Todo en aras del modernismo, de americanismo y, ¿qué sé yo? Esto llevó a que se perdieran los valores femeninos, lo mismo que la virilidad del niño y del joven.
¿De qué nos asustamos, si los medios de comunicación, se han desbocado con tal de hacer plata?
Conclusiones
La sociedad debe clamar para que vuelvan los principios morales y las buenas costumbres.
No debemos continuar simplemente quejándonos y no actuando. Por ahí dicen muy sabiamente, hace más mal la persona buena pasiva, que la persona mala activa.
Nos llenamos de cartones y grados y nos olvidamos del “abc” que fue el que nos dio la sabiduría.
 Ernesto Quintero Gil

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