Fuerzas y contrafuerzas
Señor director:
“La democracia es la madre de todas las controversias”, tomado este concepto como la capacidad para disentir o como un ejercicio de rutina de no estar de acuerdo con el ejercicio del poder cuando se trata de otros que aparecen en el escenario político como los equivocados, los ineptos, los menos idóneos y los más incapaces.
Quizás el país político lo entienda, los ciudadanos rasos, que somos la mayoría y que de esas triquiñuelas y marrullerías poco sabemos, no vemos la conveniencia desde la convivencia social que unos y otros llamados de izquierda o de derecha salgan a las calles a marchar cada uno defendiendo lo suyo, sin pensar en la salud de un país y de una sociedad que partida en dos mitades casi simétricas se puede volver un caos o un mare mágnum por obra y gracia de unos sectarismos irracionales invocando la gran generosidad que nos brinda la llamada democracia. No es de racionalidad política de avanzada que la izquierda y la derecha se enfrenten en las calles tratando de mostrar cuál tiene más poderío y adeptos, como fuerzas de choque entre lo que se quiere hacer, lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Estas confrontaciones se vuelven peligrosas por la calidad de sus militantes que pueden llegar a un fanatismo exacerbado con actitudes poco civilizadas en un país tan plural y con tantos pescadores en río revuelto. Desde luego que la opción era cambiar lo que no sirve respetando lo que sí funciona y está dando sus frutos como el caso de la salud sobre lo cual el concepto es que siendo tan cuestionada, es mejor que lo que existió anteriormente y que Dios nos libre de caer en manos de políticos con las manos sucias y los bolsillos rotos, que la conviertan en un botín de proselitismo. Cambios, sí, pero con sindéresis, sensatez, racionalidad y ojalá con la anuencia de mayorías porque todos somos colombianos y la salud es algo sagrado e inalienable. Cambios sí, pero no para favorecer a unos y perjudicar a otros, cambios sí, pero sin traumatismos sociales, sin agudizar las polarizaciones, cambios sí, pero sin destruir lo que ya está hecho y puede funcionar mejor, cambios sí, pero para bien y no para buscar un beneficio político tratando de empotrar en el poder otras tendencias que de suyo la experiencia nos dirá si son mejores o no. Como dice la sabiduría: Despacio que estoy de afán.
Cordialmente-
Elceario de J. Arias Aristizábal
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