Premio Nobel de la Paz
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La concesión del Premio Nobel de la Paz ayer a la encarcelada activista por los derechos de la mujer Narges Mohammadi supone un revés para el Gobierno de Irán, que ayer mismo acusó a Occidente de hipocresía por mostrar “una insincera preocupación por las iraníes”.

El anuncio del prestigioso galardón se produce en medio de una nueva polémica en el país persa por la hospitalización en coma de una joven tras sufrir un supuesto altercado con las autoridades del metro de Teherán por no llevar el velo.

El Comité Nobel noruego anunció ayer la concesión del prestigioso galardón a Mohammadi “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y su lucha para promover los derechos humanos y la libertad para todos”.

El Nobel vinculó además el activismo de Mohammadi con las protestas desatadas el año pasado tras la muerte bajo custodia policial de la joven Mahsa Amini, tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.

El lema adoptado por los manifestantes -“Mujer, vida, libertad”- expresa de manera acertada la dedicación y el trabajo de Narges Mohammadi”, indicó el comité noruego.

El Gobierno de Irán condenó ayer la concesión del reconocimiento: “La decisión del Comité del Nobel de la Paz es un acto político en línea con la política intervencionista y antiiraní de algunos gobiernos europeos”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí, en un comunicado.

El diplomático afirmó que se trata de otra “medida de presión de Occidente” contra Irán y afirmó que Mohammadi ha sido condenada por “repetidamente violar la ley y cometer actos criminales”.

Nuevo caso de violencia contra las mujeres

Armita Garavand, de 16 años, sufrió un supuesto altercado con las autoridades del metro de la capital de Irán por no llevar el velo.

Garavand se desmayó en uno de los vagones del metro de Teherán, donde se encontraba con dos amigas, todas ellas sin velo, según videos difundidos por medios estatales, que no han mostrado imágenes de lo que ocurre dentro del vagón. La joven se encuentra ingresada en coma en el Hospital Fajr, perteneciente a las Fuerzas Aéreas, desde entonces.

El caso de Mahsa Garavand guarda paralelismos con la muerte de Amini hace poco más de un año, que provocó fuertes protestas que solo se apagaron tras una fuerte represión que causó 500 muertos.

Su activismo le ha costado a Mohammadi 13 detenciones y cinco condenas por un total de 31 años de prisión y 154 latigazos. No ha visto crecer a sus dos hijos, que viven en París, y ha pasado largas temporadas en confinamiento solitario.

La periodista y activista cumple en estos momentos una pena de prisión de 10 años por “la difusión de propaganda contra el estado”.

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