Ilustración
LA PATRIA| MANIZALES
"A la Fiscalía no le queda más que solicitar la absolución del procesado y su libertad inmediata. La víctima no quiso declarar, ni acompañarme en el caso. Solo le pido al señalado que aproveche esta oportunidad que le da su ex, que no la vuelva a agredir, que no lo veamos de nuevo por estos estrados judiciales. A la afectada, que si pasa algo, acá estamos para ayudarla. A veces dicen que las dejamos solas, pero ocurren estas cosas".
Las palabras las dijo el jueves una representante del ente acusador, durante el juicio contra un sujeto, de 33 años, señalado de agredir a su pareja sentimental, entre el 2021 y este año, en unas 12 ocasiones, en el barrio Sinaí y en la invasión Samaria.
A la solicitud de la fiscal se unieron el defensor de la mujer y el abogado del imputado. No hay manera de condenar, todos se fueron por el mismo lado. "Ordeno la libertad del procesado", decidió el juez de conocimiento.
¿Qué pasó?
La audiencia debía empezar la semana pasada, pero la víctima no acudió y la diligencia quedó para el jueves. Se conectó virtualmente, pero no quiso declarar en contra de su ex. El Artículo 33 de la Constitución Nacional dice: Nadie podrá ser obligado a declarar contra sí mismo o contra su cónyuge, compañero permanente o parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad, segundo de afinidad o primero civil.
La joven, de 26 años, le indicó al juez que tampoco deseaba permanecer en el juicio y señaló que no fue amenazada para tal decisión. Así el ente acusador se quedó sin su principal testigo contra el sujeto, pese a que declaró el profesional especializado forense que la valoró, luego de que la enviaron del hospital donde la atendieron por las lesiones más recientes, de abril.
Recordó el relato que le dio la mujer cuando la valoró. "Ella me manifestó que llevaba año y medio con su pareja, quien la agredía constantemente, que era muy grosero con ella, la maltrataba y no se le podía decir nada. Además, que tienen un hijo de 5 meses y le ayuda muy poco para sus sostenimiento. Contó que cuando iba a salir de la casa a trabajar, la agarró y le pegó en la boca. Que él fuma y consume mucho licor, la amenazó con hacerle brujería para dañarle la vida y para que nada le saliera bien. Anotó que en otras ocasiones la agredió, pero no denunció. Que no se quería separar de ella y la acosaba. Mi recomendación fue que existe riesgo inminente de más violencia y peligro de una nueva agresión. Se le informó la ruta de atención que debía seguir".
La fiscal expresó que esa declaración que la afectada le dio al profesional podría demostrar que podría estar amenazada para no testificar y como ella no habló, pidió incorporar ese relato al juicio, pero la solicitud fue negada. Por eso no tuvo más remedio que pedir la absolución, pues no se cumplen los presupuestos para pedir condena.