Rendimos homenaje a un hombre que dejó una huella profunda e imborrable en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo. Jaime Cedeño, un ser humano íntegro, generoso y lleno de sabiduría, cuya vida fue un ejemplo de amor, trabajo y nobleza. Un hombre que trabajó con sus manos y su corazón, construyendo no solo muebles y estructuras, sino también amistades, afectos y recuerdos. Apasionado por la fotografía, la naturaleza y los paisajes, encontraba belleza en lo simple y en lo profundo, en un atardecer, una mo

Foto | Cortesía | LA PATRIA

Rendimos homenaje a un hombre que dejó una huella profunda e imborrable en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo. Jaime Cedeño, un ser humano íntegro, generoso y lleno de sabiduría, cuya vida fue un ejemplo de amor, trabajo y nobleza. Un hombre que trabajó con sus manos y su corazón, construyendo no solo muebles y estructuras, sino también amistades, afectos y recuerdos. Apasionado por la fotografía, la naturaleza y los paisajes, encontraba belleza en lo simple y en lo profundo, en un atardecer, una montaña o una sonrisa. El pasado 27 de junio de este año, a sus 71 años, partió dejando un vacío inmenso, pero también un legado luminoso. Gracias papá. Gracias Jaime. Tu vida fue un regalo. Te llevamos con nosotros, siempre.

Autor