HIJITO AMADO Y EXTRAÑADO, tu recuerdo, sigue siendo mi soporte. Tuviste una infancia feliz; tu adolescencia, permitió que crecieras siendo un hombre bueno, lleno de valores y con amor infinito por Dios; llegaste a la juventud, obteniendo éxitos personales, logros académicos y satisfacciones profesionales, pero empezando tu adultez, cuando soñabas recoger y disfrutar lo cosechado, tu vida se apagó, para llenar las nuestras de tristeza y desolación. No has dejado de estar presente, un solo día, pero tu ausencia física, resulta insoportable.
Te amamos. Tus papás y tu familia.
Eucaristía, Parroquia San Antonio María Claret, agosto 24 a las 6:00 p.m.