En nombre de mi padre, mis hermanos, mi familia y en el mío propio, quiero agradecer a todos por sus muestras de cariño y acompañamiento en este momento tan difícil. Que Dios los bendiga.
Mami hermosa, hoy estás gozando de la presencia del Señor. Dejas un vacío muy grande en nosotros, pero estoy segura de que siempre deseaste nuestra felicidad y no lágrimas el día que partieras de este mundo. Has dejado un gran legado, porque fuiste y siempre serás una mujer excepcional: la mejor hija, la mejor hermana, la mejor esposa, la mejor madre y la mejor abuela.
Gracias por cuidarnos con tanto amor y cariño. Aunque tus hijos y nietos no siempre estuvieran cerca físicamente, siempre nos llevaste en tus oraciones. Es difícil aceptar tu ausencia, pero sé que Dios nos dará la fuerza y fortaleza necesarias para seguir adelante.
Muchas veces nos preguntamos: ¿Por qué se van las personas buenas? Pero no debemos cuestionar la voluntad de Dios, porque es única y perfecta. Esta fue su voluntad: tener a esta gran mujer disfrutando de su presencia. Todos tenemos un ciclo que cumplir, y hoy le tocó a mi madre.
Ella fue nuestro ángel en la tierra, y ahora lo será desde el cielo. Hasta siempre, mujer guerrera y valiente.
Te amaremos eternamente.
Tu hija Julieth López Restrepo.