LA PATRIA | MANIZALES

Los zapatos desgastados, descalzados y situados en el recinto impactan. Ese elemento tan cotidiano en el entorno familiar en esta puesta en escena habla de personas desaparecidas, pero también es el rastro de esos familiares que siguen los pasos de quienes ya no están para continuar en esa búsqueda.

Búsqueda de las personas desaparecidas del Magdalena Caldense relata esa construcción que vienen haciendo las familias de las víctimas de Samaná, Victoria, La Dorada y Norcasia para dar con el paradero de sus seres queridos.

Lienzos, pintura, ropa, cuerpos y zapatos hacen parte del testimonio de memoria, búsqueda y verdad de cómo el conflicto armado también dejó huella en Caldas. Usted podrá verlo hasta mediados de mayo en el cuarto piso del Centro Cultural Universitario Rogelio Salmona de la Universidad de Caldas.

"Los zapatos representan las huellas de esas personas que así las hubieran querido borrar no serán capaz de borrarlas porque sus familias no los van a dejar en el olvido, siguen aquí presentes".

Galería fotográfica de la Fundación para el Desarrollo Comunitario de Samaná Fundecos denominada Padre Arley Arias García, sacerdote reconocido y asesinado en Samaná. "En el momento en el que las familias empezaron a articularse con Fundecos les llevaron fotos de los seres queridos que tenían desaparecidos. Estas imágenes son representativas porque encontramos personas que estamos buscando, pero también que hemos encontrado".

Carolina López Giraldo, directora del Centro de Estudios sobre Conflicto, Violencia y Convivencia Social (Cedat) de la Universidad de Caldas, explicó que desde el 2017 acompañan a las familias de esa región del departamento en la búsqueda de sus familiares. Según ella, la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad planteó que por lo menos 2 mil 800 personas están desaparecidas en Caldas y que la subregión que mayor número de desaparecidos presenta es el oriente por lo que los esfuerzos los han centrado hasta la fecha con el Magdalena caldense.

"Hemos logrado entregar cerca de 11 cuerpos de manera digna a familias en Samaná. Sin embargo, otras continúan ese camino y no sabemos si tendrán un punto de llegada o definitivamente no. La desaparición desafortunadamente nos trae esa realidad. Con el trabajo hecho con organizaciones como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y con la Unidad de Búsqueda tenemos cientos de cuerpos recuperados de los cementerios de estos cuatro municipios que avanzan en el proceso de identificación con el Instituto Nacional de Medicina Legal".

"Este trabajo se realizó en el 2021, 2022 y representan a las familias buscadoras. Las personas están cogidas de la mano en representación de la unidad, la solidaridad y el acompañamiento entre familias que han vivido este mismo drama. En el follaje del árbol están los frutos que son esas familias que buscan, pero también esas personas que estamos buscando, las entidades que nos han acompañado representadas en forma de frutas. El cacao y el aguacate, producto típico en Norcasia y La Dorada, y los troncos de los árboles son los cuerpos de los buscadores mientras que los zapatos son las raíces de ellos en el territorio que no solo los ha acogido, pero también son la alta probabilidad de que en fosas clandestinas, cementerios, osarios comunes o en los ríos estén los cuerpos de sus seres queridos desaparecidos".

Con esos zapatos "recorrieron caminos, veredas, calles y son los legados que las familias recuerdan y comparten en todos los espacios de trabajo que tenemos. También representan los caminos que han tenido que recorrer las familias para buscarlos, las puertas que han tocado de múltiples instituciones y un camino que para muchos todavía no se cierra".

Agrega que son las familias buscadoras de desaparecidos las que abrieron la memoria y denunciaron los hechos y que desde que se articularon con ellas hubo acogida y a la vez esperanza durante el proceso. "La desaparición pretende desaparecer el cuerpo, la persona, su identidad, hacer de cuenta que nunca existió, pero es un fenómeno que no logra pasar desapercibido porque las familias no se resignan al olvido ni al silencio, sino que salen a las calles, van a las plazas públicas, buscan organizaciones y hoy acuden al sistema de Justicia Transicional para lograr encontrar respuesta frente a sus seres queridos".

Los telares como este fueron tejidos por las familias de las víctimas de desaparición. Por ejemplo, el realizado por "la Asociación de Víctimas por desaparición forzada en Samaná muestra las manos de esas familias que empezaban esa búsqueda en el 2011, 2012 cuando se estaban reactivando esos procesos organizativos. Las manos plasmadas dispuestas a iniciar un camino alrededor de la memoria, de la verdad y de la búsqueda. Muchas de esas manos son de madres buscadores, algunas han fallecido durante el proceso, otras han recibido a sus seres queridos, pero la mayoría no".

Destacado

"Iniciaremos una intervención piloto el próximo 17 de abril en el osario común de Samaná para identificar la búsqueda en estos escenarios de alta complejidad forense", dijo Carolina López Giraldo, directora del Centro de Estudios sobre Conflicto, Violencia y Convivencia Social (Cedat) de la Universidad de Caldas.

"Esta galería fue construida por el artista plástico Rafael Rodríguez y a través de la pintura intentó dar vida a esos rostros de esas personas. La desaparición es un práctica de grave violación a los derechos humanos que busca desaparecer la persona, borrar su identidad, su historia, todo rastro de esa persona en los territorios, pero a través de la pintura, los tejidos, los telares vuelven al presente esos rostros para que Caldas y el país no los olviden. Esto demuestra también que hay una sociedad que está dispuesta a contribuir sea desde la memoria, la solidaridad o el reconocimiento de que esto ocurrió como también de exigir que nunca más se vuelva a presentar".